miércoles, 4 de enero de 2012

POLÍTICA CATASTRÓFICA

Cuando algún catalán se pierda, o sea secuestrado, por Ceuta o, mejor escrito, por África que vaya a reclamar a las delegaciones catalanas repartidas por el mundo y pague el rescate con dinero catalán.

Que no se le ocurra decir que es español y que sea el Ministerio de Asuntos Exteriores y/o sus entidades dependientes las que lleven las negociaciones… ya que si les ayudara, estos últimos organismos, perderían la identidad catalana.
Viene esto a cuento por el anuncio de Artur Mas, ‘president’ de la Generalitat de Catalunya, acerca de que mantendrá su perfil propio en el extranjero a través de delegaciones que son fundamentales para la promoción económica y cultural en el exterior.
No las piensa suprimir y eso que gritó lo suyo cuando fueron creadas por los republicanos de ERC, los socialistas del PSC y los verdes de IC-V.
Cerrar hospitales, reducir personal en las escuelas y en los hospitales, hasta cerrar el parque de bomberos si hace falta, no es ningún problema. Cerrar Delegaciones o Embajadas catalanas es otro cantar ¿no?
¿De qué vivirían los pobrecitos funcionarios con sus jefes si suprimen esas Delegaciones?
Nada, nada. Cerremos hospitales y escuelas (masificando sus aulas) y jodamos a los asalariados: nuevo eslogan de la derecha catalana.
Muy parecida a la que se avecina, pero a nivel nacional.
De todo el jaleo montado por unos cuantos trajes, la política de apropiaciones indebidas y la caradura de los desconcertantes acuerdos bajo cuerda, así como el despilfarro en aeropuertos sin aviones, pistas de fórmula 1 de quitan y pon, parques temáticos que se hunden al primer soplo (Tierra Mística), ciudades de las ciencias y las artes que no terminan de ser rentables… ahora resulta que Rodríguez Zapatero es el culpable de que la Comunidad Valenciana se vea acosada por los bancos y tenga que pedir ayuda al Tesoro Público para que los saque del registro de morosos pendientes de desahucio.
La Comunidad Valenciana, gobernada por los peperos largo tiempo, tiene la suerte de que en el Gobierno estatal estén los suyos.
Un hito importantísimo en la Historia de España: la primera vez que el Tesoro acude al rescate de una Comunidad autonómica que ha vaciado sus arcas de manera un tanto estrafalaria.
Menos mal que el banco, Deutsche Bank, ha preferido no clasificar la partida como impagada y evitar, con eso, que la Generalitat Valenciana se declare en quiebra al permitir que sea el Tesoro el que se comprometa con el aval.
Gordo, muy gordo vemos lo que se avecina.
En todas las comunidades gobernadas por el PP se viene notando una enorme dedicación al gasto de manera tan alegre que no me extraña que bailen por sevillanas.
Con razón al pobre Francisco Camps tenían que regalarles los trajes. No había dinero para comprarlos.
Si Vd. no puede pagar la hipoteca porque su empresa le ha dado la patada en su trasero… no se preocupe, no se declare en quiebra, pida ayuda a Mariano Rajoy indicándole que debajo de la alfombra gubernativa dispone de 18.000 millones de euros para salvar a sus amigos.
Mientras, la Iglesia Católica seguirá recibiendo sus 10.000 millones de euros anuales y Mariano Rajoy sigue sin dar la cara. Muy listo al designar a una nueva mamá, con cara de muñeca de porcelana, como vicepresidenta.
Ya vemos a donde nos conduce todo esto.
Tanto confían en los suyos que hasta el abogado de Jaume Matas, el ex presidente balear, insiste en que se le juzgue en la Audiencia Nacional… ¿entendéis el por qué?

Tranquilos, los chorizos serán siendo de cantimpalo.  Los alemanes siguen sonriendo.

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