Las Notas del Quim –
Opinión
Por Quim Sarriá
Buenos días, gente.
Paseando por los alrededores del Castillo de Sohail,
acompañado por el sol, y subiendo la colina hasta la puerta del mismo me ha
permitido admirar la grandeza de nuestro mar.
La bruma me impide ver las costas africanas con la magnitud
que desearía verlas, sin embargo todo ha sido muy gratificante hasta que he
vuelto a casa y leído la prensa.
Si hasta hace poco he defendido algunas veces a los
socialistas… hoy en día llega el momento en que me digo “¡Se acabó!”.
Pese a que ya lo había escrito en un anterior artículo en
“El Pueblo de Ceuta”, la actuación de este PSOE es más desastrosa si cabe, tal
como lo auguré al escribir de su líder.
El radical cambio del madrileño Pedro Sánchez Pérez-Castejón no sólo le ha puesto en ridículo a él
mismo sino a todo su partido.
Después de negar que vaya a pactar con el PP se tira de
cabeza al fondo del barranco y firma uno que en realidad no era necesario ni
urgente en víspera de elecciones, tanto municipales, autonómicas como
generales.
No quiero decir que se detengan los planes de la lucha
antiterrorista, sino que muy bien podía llevarlos adelante el propio Gobierno
sin necesidad de pactos gracias a su mayoría absoluta, tal como llevó adelante
la “ley Mordaza”.
La cagada de los socialistas es clamorosa y, desde luego,
apestosa por cuanto configura un pequeño éxito de Mariano Rajoy Brey, que se estará riendo a mandíbula batiente en la
soledad de su despacho. Estará esperando que su ex contrincante le pida que se
acueste con él y susurre al oído “¡Al fin solos!”.
Pedro Sánchez
Pérez-Castejón, has caído demasiado bajo y te recomiendo que a este paso
hagas fusionar tu partido con el PP y crear, entre los dos uno nuevo, con el
nombre que queráis. ¿No te das cuenta que has puesto el triunfo pepero en
bandeja?, ¿Has tomado esa decisión de pactar en consenso con todos los
socialistas?
Lo malo de todo es que ahora andas proclamando sus
intenciones de plantear al Ejecutivo nuevos acuerdos "de fondo" en materias
como la educación, que ha considerado uno de los pilares de la sociedad
española. Has reivindicado al PSOE como la única opción de izquierdas que puede
garantizar un "cambio con seguridad" en el país, lo que ya resulta
bastante ridículo cuando has sembrado la inseguridad entre tus propios
militantes, que se estarán rasgando las vestiduras.
Pedro Sánchez
Pérez-Castejón, no hables en nombre de la izquierda, ni presumas de que
eres la única opción de izquierdas… ese camino lo abandonó el PS(O)E hace años.
Ahora no es más que una sucursal pobre de los conservadores, más ahora que te
mueves como pez en agua en los círculos de economía del país.
Has demostrado, desde el primer momento en que saliste
elegido y tal como lo auguraba yo, que tus vacuas palabras y promesas son
idénticas que la de la mayoría del PP: hablas y prometes mucho, pero…
¿cumplir?, me río hasta llorar. Ya sabía que eres un pardillo, pero no esperaba
hasta qué punto.
Por otro lado, veo que los ataques de la derecha mediática y
política contra Podemos se recrudecen demasiado, hasta límites de persecución
que me recuerda las actuaciones policiales de la antigua ley de Vagos y
Maleantes, mientras que por parte de los cagados socialistas van aminorando,
tal vez porque así lo habrán recomendado los antiguos líderes, José Luis Rodríguez Zapatero y José Bono Martínez, después de esa cena
con los de Podemos.
Mientras Mariano
Rajoy Brey cree dar un mensaje crítico a los, llamados por él, radicales
con esas palabras que dejan una duda razonable: “dota a España de las mejores
herramientas jurídicas y operativas para garantizar la libertad de los
españoles ante la mayor amenaza de nuestros días”. Duda razonable porque no
sabemos si se refiere también a Podemos como posibles terroristas.
El ocaso de los dioses está por llegar, si cumplen el
condicionante íntegramente democrático, y el miedo -el que propagan los dos
partidos mayoritarios entre los ciudadanos y el que estos dos mencionados
partidos tienen dentro de sus filas- va eclosionando lenta pero contundente y
eso es demasiado peligroso en un país que todavía está subiendo la cuesta de la
transición.
Extraño país es éste donde dos formaciones totalmente
contrapuestas, sobre el papel, se unen en un amoroso abrazo que nada bueno
traerá.
En fin, la vida sigue y yo también mirando con asco
verdadero asco, este panorama político.
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