jueves, 26 de febrero de 2015

FROZEN CELIA

Las Notas del Quim
Por Quim Sarriá

Buenos días, gente.

Sigo en duda sobre la realidad de la situación actual de la Educación en este país, al menos por Andalucía,  y no me refiero al sistema sino a la forma.

Aquí, en la provincia de Málaga, sale una Semana Blanca más rara que el punto blanco aparecido en Ceres, la luna de Júpiter o planeta enano entre este y Marte.

Andalucía tiene el mito de ser tierra de vagos, no lo digo yo, y eso infiere que esta Semana Blanca de la que escribo hoy es un efecto del mito.

Que el calendario escolar no universitario incluya esta Semana Blanca como compensación del hecho de que los días festivos locales caigan en los meses de verano… no lo entiendo.

Se supone que el día festivo local es un solo día, y el de la Comunidad otro, el resultado son dos días, pero… ¿cinco?
En Catalunya, al principio, la ‘montaron’ al principio de curso porque se había adelantado el mismo, pero en la práctica no tuvo continuidad.

Esta Semana Blanca, del 25 febrero al 1 de marzo, la ha aprovechado mi hijo pequeño para celebrar su cumpleaños y pasársela entera jugando a la PlayStation sin descanso.

Los juegos que tiene mi hijo no tienen nada que ver con los que usa la muy exigente y respondona vice-presidenta del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos Talero (Arroyo de la Miel, Málaga, 1949), ex alcaldesa de Málaga.

La vicepresidenta, en contra de lo que dice la mayoría de la prensa, no juega a ese juego al que están enganchados millones de personas, un juego demasiado infantil y adictivo, llamado “Candy Crush”, no.

Ha tenido que ser un programa de humor de una cadena de TV el que ha desvelado el tipo de juego que tenía enfrascada a toda una señora de 66 años: “Frozen”, que deriva de una película de animación de Chris Buck y Jennifer Lee.

Lo malo de esto no es que se pase jugando a ese juego el tiempo ‘laboral’ en la presidencia del Congreso, sustituyendo al titular que aprovechó la ocasión para salir no se sabe si a hacerse unas pajas u otra cosa porque con el Debate del Estado de la Nación de hechos de Mariano Rajoy Brey no hay quien aguante despierto, sino que agranda el mito de Andalucía y sus ciudadanos de no estar por la labor.

Y tengan en cuenta que no son palabras mías, las que dicen todo eso de arriba, sino que es de la radio popular… hasta mi hijo pequeño comenta, en las horas de la comida y la cena, esta ‘cualidad’ de los andaluces.

Él mismo, que se ha pasado horas y horas de su corta vida en escuelas catalanas, afirma que existe mucha, muchísima, diferencia entre el comportamiento de sus antiguos compañeros de clase con los de su colegio actual.

Muy convencido me cuenta que en Catalunya son más serios y más colaboradores en tareas escolares y de tiempo libre mientras que aquí, en la provincia de Málaga, son más cachondos y muy dados a las bromas y a las burlas, cosa que a la corta cansan a mi hijo, no acostumbrado al ambiente escolar andaluz.

Dejemos eso y entremos en lo mío.

Menuda desvergüenza tiene la menuda vicepresidenta del Gobierno. Capaz de exclamar en público, señalándolo, que Pablo Iglesias debería estar en el Parlamento europeo y no dando sermones por la calle.

Vamos a ver Soraya Sáenz de Santamaría (Valladolid, 1971), como miembro –me cuesta decir miembra- del Ejecutivo no puedes ni debes señalar, ni mucho menos mencionar, a un ciudadano para el que estás a su servicio, no que el ciudadano esté a tu servicio, y te pregunto: Cuándo vas a los mítines de ‘tu amo’ ¿no estás haciendo dejación de responsabilidades?

Repito y recalco que los miembros del Gobierno no pueden ni deben señalar a nadie personalmente, ni mucho menos participar en mítines políticos mientras ocupe el cargo, porque una vez asumido el mismo tienen que ser completamente neutrales en el aspecto político.

No sucede en este país, y en algunos de cariz bananero, donde abusan de ese poder para intentar masacrar a cualquier ciudadano, sobre todo a los parados de larga duración y a los desahuciados cruelmente de sus casas usando la fuerza pública, que debería velar por los ciudadanos y no atacarlos.

La manía de los peperos de acusar a sus contrarios de contubernios con gobiernos de países latinoamericanos es tan larga que hasta les molesta que ciudadanos, que ya no pintan nada en el aspecto de ser contrincantes electorales, se vayan a esos países –caso José L. Rodríguez Zapatero y Miguel Ángel Moratinos Cuyaubé, en Cuba- y tengan que llamarles la atención. Ridículo, ¡vamos!, ridiculísimo.


En fin, la vida sigue y yo también, avisando que este fin de semana viajaré a Jerez de la Frontera… por si se le ocurre al Gobierno advertirme de algo.


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