Las Notas del Quim –
Opinión
Por Quim Sarriá
Buenos días, gente:
Frío, lo que se dice frío sí que hace ahora por aquí. Aún no
hemos recuperado la pauta que marca el clima en esta zona y salir a la terraza
suele estar unido a la aparición de la piel de pollo inmediatamente.
Bueno, se preguntarán quiénes son los impresentables: son
gente que tienen las células grises demasiado alteradas por romperse una
monotonía a la que evidentemente están muy arraigados.
Entre esa gente está la gente que nos están gobernando
actualmente de tan mala manera y actuando frecuentemente de manera
barriobajera.
Los ataques por parte de miembros del Gobierno español está
dejando en evidencia al propio país porque jamás, cuando digo jamás es jamás,
un miembro del Gobierno, sea el que sea, puede atacar impunemente a la
oposición del partido que nutre desde sus filas al propio Gobierno o al
ciudadano que aspira a ser elegido diputado en el parlamento español.
Son actuaciones desvergonzadas de esa gente que abusa de su
cargo y posición dentro del Gobierno para atacar impunemente a los demás.
Cuando un político, sea del partido que sea, resulte elegido
presidente del Gobierno… ha sido elegido presidente de todos los españoles,
sean estos cristianos, comunistas, moros, gitanos, socialistas o podemistas y
no puede atacar ni acusar a nadie de manera partidista y/o personal desde su
posición. Lo mismo rige para todos los componentes del Gobierno.
Lo digo porque ya cansan las declaraciones del ministro de
Hacienda, Cristóbal Montoro, contra todo el mundo de manera partidista y
personal y porque no habla de la misma manera de los suyos o de los
conservadores y de los ricos.
Además no veo inteligencia en la postura de todo un ministro
de Hacienda, que para mí es una garantía de saber de antemano si me persiguen o
no, tanto habla el ministro por ese pico de bronce bruñido que hasta sus
propios inspectores están más que cabreados.
Por otro lado, no se extrañen si vuelve a amnistiar a los
‘pudientes’ metidos en las cuentas suizas… no querrá suicidarse para el futuro
y ya tiene en mente un cargo suculento en una de esas muchas empresas
saqueadas.
Sus directas a miembros de Podemos ya sobrepasan con mucho
el límite de lo políticamente correcto y entra de lleno en escenarios
miserables de bajos y chulescos fondos prepotentes y son, rotundamente,
atentados contra la dignidad de las personas dignos de ser denunciados.
Lo mismo pasa con Rajoy en mítines de precampaña, por cuanto
mientras sea presidente del Gobierno no debería participar ni mucho menos
atacar a otros conciudadanos. Para poder ejercer el derecho de atacar a sus
oponentes… debe dimitir irrevocablemente para participar al mismo nivel que el otro.
Ya sabemos que los españoles no somos muy solidarios ni nos
matamos por el civismo… pero que personajes del Gobierno, diputados electos por
el pueblo se tomen tan a pecho el ascenso de un partido neófito… ¿qué
prerrogativas tienen contra los nuevos?
Con todo, recurro a la risa en vista de cómo está el circo
político. Ahora solo espero que los componentes de la ‘escopeta nacional’
corran a disimular su situación y que no vayan a la yugular de los miembros de
Podemos con dimes y diretes que sólo retratan al parlanchín de turno.
Por lo que veo, parece que Podemos está jugando al ajedrez
simultáneo con diez contrincantes hambrientos de poder y de los que se espera
un movimiento muy traicionero sobre tablero. Al tiempo.
Ni la lista Falciani detendrá a estos impresentables
sujetos. Tratarán por todos los medios de no darle tanta importancia y dejarán
pasar el tiempo mientras rutilan los petardos. ¿Por qué? Por la salida de
Montoro exultante de haber conseguido aflorar tanto dinero defraudado sin
necesidad de lista Falciani alguna, pero poco, en el ejercicio del año pasado.
Lema ya afincado en este país, el propugnado por Montoro: “A
los amigos, el favor. A los enemigos, ni agua”.
Ya está bien. En fin, la vida sigue y yo también, con el
moscardón detrás de la oreja derecha, que es por la que oigo con más frecuencia
las salidas de tono de la gente del Gobierno y del partido.
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