Las Notas del Quim - Opinión
(Publicado en el Pueblo de Ceuta)
Buen día, gente:
Acabamos el fin de semana con
tiempo cambiante y algo fresquito por estas latitudes pero con la “no sorpresa”
de la cagada socialista sobre su historia, sus supuestos ideales y sus
militantes.
Mariano Rajoy Brey
debe estar dando saltitos en su sala de descanso junto a su querida y tal vez
brindando con un cava traído a espaldas de Carles
Puigdemont Casamajó, no sea que avive la llama de la independencia y que
sus acólitos lo llamen traidor por comprar cosas catalanas.
Traición que ha culminado el
en otros tiempos llamado Isidoro y
que ahora es un estómago sumamente agradecido a las puertas giratorias. Como
habrán adivinado, me refiero a Felipe
González Márquez.
No es la primera vez que Felipe González Márquez hace esta
jugada, ya lo hizo con Josep Borrell
Fontelles para encajar a su amigo del alma, el vasco José Joaquín Almunia Amann que fracasó (125 diputados) en su
intento de ganar las elecciones y dando la mayoría absoluta al PP.
Denomino traición al golpe de
partido que hicieron los barones junto a Felipe
González Márquez y otros contra Pedro
Sánchez Pérez-Castejón, que fue elegido Secretario General el 13 de julio
de 2015 por el voto directo de los militantes socialistas, tras haberle
sometido a diversas directrices impositivas desde el fracaso en las elecciones
de diciembre del mismo año.
Desde que el día del XXV
aniversario del primer golpe de Estado en la incipiente democracia, 23 de
febrero, le obligaron a pactar con Ciudadanos, conociendo que a Podemos le
sería imposible participar con lo que le hicieron un favor a Mariano Rajoy Brey y encima cargaron
contra el partido morado, echándole el sambenito de que votaron junto al PP
contra los socialistas…, Pedro Sánchez
Pérez-Castejón ha estado luchando por coherencia contra esa horda de
pseudo-socialistas de barriga agradecida, sobre todo contra Susana Díaz Pacheco, quién no tuvo más
remedio que quitarse la careta y mostrar su verdadero yo. Como la mayoría de
los barones.
Mariano Rajoy Brey
tiene el camino hacia la presidencia del Gobierno expedito en cuanto muestren
su abstención los socialistas, en la segunda votación creo, pero si yo fuera
él, escogería no aceptar la investidura que otorgue el rey y convocar nuevas
elecciones.
Así el PP putearía a los
socialistas, que cargarán contra Podemos como si lo viera, y quedarían
encriptados, los socialistas, en el marco del bochorno ridículamente
escandaloso por esa tremenda bajada de pantalones que queda magnificado en una
escena de tiempos pretéritos: la traición de Marco Junio Bruto Cepión
contra Cayo Julio César, asesinándolo
encima.
No soy ningún adivino, ni
mucho menos un fantoche con batas brillantes y llamativas y colocándome las
gafas al revés, pero no me es difícil adivinar el enorme batacazo que se
llevará el PSOE si se convocan nuevas elecciones en diciembre. Se lo tendrá
merecido.
No quiero creer que el PSOE
esté muerto, aunque sí está enfermo de un mal llamado ‘rancia caciquetitis’ que
le resultará difícil superar. Ha perdido su identidad, aunque hace ya tiempo, y
no representa a sus votantes, la mayoría querían el no es no, por lo que si Pablo Iglesias Posse, su fundador,
levantara la cabeza se iría horrorizado a jugar al julepe con Francisco Franco Bahamonde como un mal
menor.
Supongo que ahora se abre una
nueva etapa para cuando se celebre el Congreso de los socialistas y aparezcan
aspirantes a liderarlo, entre ellos Josep
Borrell Fontelles y Pedro Sánchez
Pérez-Castejón, porque de seguir así, con esa Comisión Gestora de gente
pelotera del PP, de seguro que desaparecerá como segunda fuerza política del
país.
En fin, la vida sigue y yo
también, harto de ver que estamos en un país de locos disfrazados a los que no
les hace falta que se quiten las caretas porque estas son tan transparentes
que…
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