martes, 11 de diciembre de 2018

CAOS, MÁS CAOS… MORALEJA: CACA.

Las Notas del Quim – Opinión
Por Quim Sarria Lara

Buen día, gente.

Hemos pasado un fin de semana formidable, yendo a Alicante y regresando por Granada, donde nos hemos parado para que mi hijo pequeño pudiera comer su hamburguesa preferida.

Hemos parado en un área de servicio bastante conocida por nosotros, encima de Loja, donde hemos comido fuera de cualquier establecimiento.

Mientras comíamos sentados en un banco de un parque, se acercaron dos animales supuestamente domésticos: una perra con cara de zorra, de pelaje marrón claro, y un sibilino gato con una de sus orejas convertida en coliflor.

Entre ellos no existe el odio, se acercan juntos hasta un metro de nosotros, se nota que la perra fue maltratada duramente, a juzgar por la posición de las orejas y el rabo. Las orejas, de forma triangular y alzadas al estilo de los zorros, van tocándose las puntas, mientras que el rabo lo mantiene entre las patas traseras… no es tan largo como para tenerlo con las delanteras.

Ambos nos miran tímidamente, dispuestos a la huida al menor movimiento para acercarnos, aunque llevemos ofreciendo un trozo de carne en la mano. Mucho miedo desprende ambos animales en sus miradas, sin embargo, al tirar el trozo de carne cerca de la perra, lo atrapa de manera dubitativa.

El gato maúlla tímidamente, pero cuando me acerco se larga, pero no se aleja. Le arrojo algo de comida y se la come antes de que se la quite la perra, pero ésta se mantiene alejada y dudando entre acercarse más a nosotros o mantenerse en su posición…

Una verdadera lástima ver a estos animales, abandonados a su suerte, en un pequeño parque de la colina que domina Loja. Cuando ya estamos en el coche, una señora se sienta en el banco que habíamos ocupado y reparte comida a los dos animales…

No vamos a comparar a los humanos con estos animales, son en algunos casos peores que los animales.

Si algo existe en el mundo, de manera muy palpable, es el miedo. De ese miedo se fomenta el crecimiento el odio, de tratar de imponerse a los demás a través de los insultos y de la prepotencia alimentada en los gimnasios.

Asco me da ver a esa gente que rodean actos culturales y democráticos. Gente cobarde que se cubren el rostro con pasamontañas y que gritan “¡Viva España!” pisando la bandera española, como si el pasamontaña les impidiera ver el suelo y les obligara mirar el cielo.


El pasado lunes, 10 de diciembre, se concentraron frente a la librería denominada “Casa del Llibre”, en la Rambla de Catalunya de Barcelona, antes habían entrado en la misma, dispuestos a boicotear un acto cultural como era la presentación de libro de Pablo Iglesias, después de recibir el premio SordPress en el mismo lugar. Menos mal que los empleados de la librería les obligaron salir.

Esperaron a Pablo Iglesias en la salida y de ahí a insultarlo… por suerte, los Mossos d’Esquadra estaban alerta e impidieron que la cosa llegara a mayores.

Vergüenza me da ser español, cuando muchos de mis compatriotas utilizan el insulto y el fomento del odio hacia otros españoles… sobre todo los políticos de derechas y ultraderechas. 

Estos son los peores, porque camuflan su odio con una sonrisa de publicidad dentífrica.

Esa es la educación que reciben en colegios privados concertados, la mayoría en manos de religiosos católicos que, como los musulmanes a su manera, fomentan el odio con un falso amor a la patria, si es que no me equivoco y la patria se llama dinero.

Muy lamentable…

En fin, la vida sigue y yo también, siendo incapaz de sentir odio por nada ni por nadie, aunque ese nadie me caiga como un grano doloroso y gordo en el culo.






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