Las Notas del Quim –
Opinión
Por Quim Sarria Lara
Buen día, gente.
Cuadro de Joaquin Sorolla |
Cuando uno se levanta por la
mañana y ve el radiante sol que comienza a calentar la fachada de su vivienda y
el mar al fondo, como un cuadro de Joaquín
Sorolla y Bastida (1863-1923), lucir esplendorosamente sus distintos matices
verdes azulados… no puede que menos sentirse felizmente optimista ante la vida,
aunque esta pegue de vez en cuando un auténtico zasca, y fuerte.
Hemos pasado una semana
tremenda. Semana de los horrores diría yo. Los cuatro miembros de mi familia
caímos como mosquitos atacados por el espray insecticida.
Como ya avancé en su momento,
un batallón de virus de la gripe se coló en mi vivienda, atacando con
nocturnidad y alevosía a cada uno de nosotros, indefensos como estábamos viendo
la TV unos y durmiendo otros.
El primero fue mi hijo Eloy,
que presentaba un cuadro como si se hubiera estado fumando un cartón de
cannabis; la segunda fue mi suegra Eulalia Ofelia, que por su edad sería la que
menos fuerza tendría para soportar este ataque, y de hecho tuvo bastantes
problemas; el tercero vino directamente a por mí, pillándome con las defensas
bajas -dormía la siesta- y dejándome como se dice en el argot marino: tocado y
hundido.
La cuarta y última víctima
resultó ser mi mujer, Raquel, que a pesar de la virulencia del ataque aguantó
como una auténtica ‘valkiria’ y luchó en todos los frentes… no sé de donde sacó
fuerzas esta mujer mía para cuidarnos a todos y encima realizar las labores de la
casa.
El primero en recuperarse,
tal vez por su juventud, fue mi hijo Eloy. Tenía muchas ganas de seguir sus
estudios en el Instituto y no quería faltar más, ya había faltado el viernes y
el lunes, y fue el que llamo al 112.
La ambulancia y su
parafernalia de sirenas y destellos luminosos llaman demasiado la atención en
un barrio tranquilo como el mío, y los vecinos se miran unos a otros preguntándose
que a quién toca esta vez.
Dos médicos y dos enfermeros
suben a mi casa, se interesan por nosotros y nos auscultan cuidadosamente… nos piden
los carnés sanitarios. El de mi suegra es muy distinto al de los tres restantes
miembros de la familia y el médico me mira extrañado. Le digo que mi suegra está
unos días con nosotros pero que reside en Catalunya.
El médico habla con el otro y
le enseña el carné de sanidad catalana, comentando entre risas que no entienden
lo que dice…, ¡vamos a ver, señores!, que unos médicos del Servicio Público de
la Salud de una comunidad autónoma que visita millones de turistas extranjeros,
con sus propios idiomas y que muchas veces los veo por las clínicas y
hospitales… no entiendan un sencillo catalán demuestra muy a las claras la
bajeza cultural de esa comunidad autónoma.
Que se ofendan quienes quieran,
pero insistiré en que un país destaca por la riqueza de sus diferentes idiomas,
dialectos varios y hablas diversas… si entienden el inglés, el francés, el
ruso, hasta el calé… no entender el catalán es más una muestra de desprecio hacia
una parte de nuestro país que mucho ha hecho por Andalucía. Lo digo y lo
ratifico.
Gracias al doctor Pasteur nos
vamos recuperando, unos más rápidos que otros, pero recuperándonos, al fin y al
cabo.
Es pura casualidad que la
desaparición del niño Julen, de 2 añitos, en la cercana Totalán, haya coincidido
con el ataque gripal a mi familia, tanto en su inicio como en el tiempo
transcurrido y el final de esta misma madrugada…
Me uno al dolor de esos
padres que han perdido a sus dos hijos, cosa que ya es más que casual y que
dará qué hablar y meditar, pero… ¿Qué pinta el tío ese de la barba posando en
primer plano en todas las fotos?, que sea el padre de aquella niña asesinada, Mary
Luz, me importa un huevo porque se entromete en un asunto que no tiene ni una
coincidencia con el suyo y solo está ahí para hacer campaña policía, que como
calé que es no se le cae la cara de vergüenza y resulta ser miserable aprovecharse
de las muertes de niños para meter cizaña política.
En fin, la vida sigue y yo también,
sabiendo como sabemos que una simple molécula puede hundir navíos enteros…