El éxodo de la gente vacacional
de mi ciudad actual ha producido un relax en muchos aspectos de la vida social
de la misma.
Para empezar, los bares bajan
de precio y colocan pizarras anunciando menús baratos y lo mismo hacen los
comercios, no así los grandes centros comerciales que colocan precios algo
abusivos cuando se acerca la temporada escolar.
Pero no voy a escribir sobre
este tema sino sobe el Senado y los senadores.
En la tertulia de los martes, que
acabamos de abrir después del lapso vacacional, se discute sobre el tema del
Senado con bastante énfasis y con encendidos ánimos por parte de los simpatizantes
de derechas.
Realmente desconozco las
funciones que tiene el Senado de nuestro país, salvo que sea un cementerio de
elefantes políticos, que son designados en algunos casos a ‘dedo’ por sus
respectivos partidos.
Desde que María Cristina
estableció por primera vez la configuración bicameral de las Cortes hasta
nuestros días no veo la verdadera función de este organismo legislativo.
Cuando fue forzada la reina
regente, como consecuencia de un amotinamiento, a sancionar la Constitución de
1837, ésta reconoció por primera vez la denominación de Senado para la Cámara
Alta de las Cortes Generales, cuyo primer presidente fue José María Moscoso,
conde de Fontao.
Si este país fuera de corte
federalista, el Senado no sería el actual órgano constitucional que representa
al pueblo español –para eso está el Congreso de Diputados- sino que sería el
cuerpo legislativo que representa a las divisiones territoriales del país o sea
a las Comunidades autónomas y de esta forma sí comprendería su validez.
Vamos con otra cuestión: la
decisión de Mariano Rajoy Brey de proponer una ley urgente para que el Tribunal
Constitucional pueda multar o suspender a quién incumpla sentencias, con el
único fin de impedir una declaración unilateral de independencia.
Es realmente una decisión
electoralista, de represión y totalmente inconstitucional.
Sinceramente creo que el TC no
puede multar ni sancionar y eso que propone Mariano Rajoy Brey es una
barbaridad completamente antidemocrática y parece ser una amenaza contra los
catalanes además de que el PP carece de legitimidad para reformar el TC.
Este partido que nos gobierna
actualmente se está basando en leyes dictatoriales, como la ley Mordaza, y
recorta derechos fundamentales a los ciudadanos de una manera bárbara,
Es un auténtico disparate, una
chapuza y un auténtico atropello esta reforma que pretende hacer Mariano Rajoy
Brey.
Con lo que opino está de
acuerdo la judicatura en general, que destaca como grotesca esa pretendida
reforma del TC, porque desborda sus propias competencias.
Mientras, el riesgo de pobreza
acucia a 123 millones de europeos, los gobiernos europeos se dedican a discutir
cupos de inmigrantes pasándose por el culo los acuerdos de Dublín.
El acuerdo de Dublín tiene por
objeto determinar cuál es el Estado miembro de la UE responsable de decidir si
da o no asilo a un refugiado. El principal criterio es que el país competente
es aquél en el que se tomaron primero las huellas al refugiado. Aunque más
tarde la persona viaje a otro país europeo y solicite asilo, la nación
competente es la primera a la que llegó o a la que pidió protección
internacional, una norma que pone gran parte del peso en los países
fronterizos, como, España, Italia, Grecia o Hungría, principalmente.
En fin, la vida sigue y yo
también.
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