lunes, 14 de septiembre de 2015

UN CAOS QUE NO QUEREMOS AQUÍ

Buenos días, gente:
Regreso de un corto viaje por el suroeste peninsular rememorando las gestas de otros tiempos, como Guzmán el Bueno en Tarifa y el almirante Nelson en Trafalgar, con curso de historia incluido para mi hijo.
Llegar a casa y encontrarte con un panorama informativo cruel y desazonador no ha hecho que me quite la alegría del viaje.
La gente que conozco me habla del drama de los refugiados sirios, algunos con intenciones de invitarlos a su casa, sin comprender que es un problema muy peliagudo que en estos momentos y en nuestro país no se debe intentar resolver sin tomar medidas de seguridad.
Que la gente de izquierdas se vuelquen con el tema no tiene mayor significado que la ignorancia suprema sobre un efecto político que tendrá consecuencias muy graves: el efecto llamada y con él, el agregado del efecto de “caballo de Troya”.
El Gobierno, de éste país y el del resto de Europa, hará bien reforzando las medidas de seguridad fronteriza, ya, estudiando a fondo las solicitudes de refugiados políticos e identificando adecuadamente a cada uno.

No quiero ser alarmante, pero tomar precauciones preventivas no es poco.
No sé si es verdad el comunicado que adjunto, del que me hago eco, y la información que recibo acerca de que más de 4.000 extremistas del Estado Islámico (EI) entran en la UE haciéndose pasar por refugiados.
El comunicado que cito, es una circular de la Brigada Central de falsedades documentales. Sección Técnica de la policía a todas las comisarías a las que alerta porque el mismo EI ha robado 3.800 pasaportes sirios en blanco.
Ignoro si es una falsificación o un bulo, pero está ahí circulando por las redes sociales a toda velocidad.
No tengo, absolutamente nada contra los refugiados, pero no estaría de más que se tomara esas precauciones en la admisión de los mismos ya que el EI está usando viejas estrategias, desde la más antigua como el caballo de Troya hasta las creadas por los judíos, como es la invasión pacífica de territorios que luego invaden las zonas adyacentes y las convierten en su patria con el poder de las armas.
Mucha importancia tienen las fronteras de Ceuta y Melilla, porque si ahora están en calma eso no quiere decir que no sea, esa calma, predecesora de la tempestad. Lo mismo ocurre con todo el litoral del país por cuanto la llegada de pateras u otros medios de navegación es igualmente imprevisible y hemos de estar totalmente alerta.
Cierto es que hay muchos niños, mujeres y ancianos en esa desbandada migratoria y por los que pueden valer cualquier sentimiento que expresemos, pero no hay que olvidar que siempre han sido los escudos de esos seres sin sentimientos, como son los guerrilleros del EI, ante posibles ataques de otras fuerzas, occidentales por ejemplo, y que luego utilizan en propagandas contra Occidente en general al que acusa de asesinos de niños, mujeres y ancianos.
Ciertamente que no podemos dejar de lado nuestra Memoria Histórica, con la que recordamos las mismas vicisitudes y miserias que sufrieron cientos de miles de españoles, pero con una diferencia enorme: fueron víctimas de sus propios hermanos y, ciertamente, sin ningún pretexto de incluir terroristas entre ellos que vayan a destrozar vidas en países ajenos porque sí.

A fin de cuentas debemos ser conscientes que la existencia del EI (o ISIS), con todas sus variantes -algunas de ellas autoras de mucha destrucción y brutalidades inexplicables- es resultado de las actuaciones del Capitalismo salvaje de las grandes potencias que realizan en todo el Oriente Medio con el único propósito de aumentar sus ganancias monumentales.


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