miércoles, 7 de marzo de 2012

INCOMPRENSIBLE… ¿O NO?

Hace tiempo, mucho tiempo que participaba en las movidas catalanas con gente que hoy es famosa, por una u otra razón, y era en tiempos en  que mi fuelle aguantaba cualquier embestida.
En aquellos tiempos, los políticos catalanes andaban como hoy anda los abertzales vascos… reuniones clandestinas en Perpignan, políticos camuflados entre españolitos que iban ‘sonados’ por las sirenas de los cines, que llamaban pornográficos y que hoy en día no tienen más crudeza que una película de dibujos animados protagonizados por los Simpson.
Eran tiempos en que cenaba en un restaurante semi clandestino ubicado encima de un taller o garaje de la calle Aragón, cerca del paseo de Gracia barcelonés, al que acudían entre otros Manuel Fernández Chica (hoy Bibiana Fernández) norteafricano como yo; un jovencísimo Antonio Banderas, Carmen Maura y otros artistas llamados “progres” en la época. Las chicas, cada cual mejor que la de la mantequilla francesa del tango, no paraban de mostrar sus encantos con atrevidos trajecitos de un dedo de palmo.
Las cenas que celebrábamos, así como los posteriores tributos al dios Baco, eran como para enmarcarlas en obras inmortales y siempre solía salir yo, casi con el dios Helios asomando la ceja en el horizonte, más “groggy” que un peso pesado después del combate del año.
Lo malo era que al día siguiente, o el mismo día por la mañana, tenía que estar a las órdenes del entrenador del equipo de fútbol en el que jugaba por entonces, así que figúrense Vds. lo buen actor que, forzosamente, tenía que ser yo.
Hoy, en que la libertad está rozando el libertinaje, me encuentro muy sosegado aunque bastante molesto con quienes consideraba mis amigos: los políticos de Convergència i Unió (CiU). ¿Por qué?
Suelo participar en actos institucionales con relativa frecuencia, normalmente me invitan a todos, y suelo conversar con los socialistas Hereu, Escudé, Sala, etc., con los convergentes Trías, Pujol… y con el pepero Arturo Fernández Díaz y otros políticos que harían interminable la lista.
Pues bien, cuando los políticos no son elegidos en las elecciones de turno, suelen ser dicharacheros, campechanos y de fácil comunicación.
Pero cuando son elegidos y ocupan cargos en las instituciones de gobierno… suelen mostrarse distantes, fríos y con carácter a lo Felipe II.
A excepción de los socialistas, que son sinceros aunque sean presidentes o fregaplatos.
Pese a ello, me resulta incomprensible que los políticos de CiU hayan destacado, últimamente, por su ausencia en actos de carácter socio-cultural con tintes de españolismo.
En el último acto institucional socio-cultural, el que contó con la presencia de Vicente del Bosque, noté una ausencia absoluta de los políticos convergentes, mientras socialistas y populares disfrutaban del acto.
Ignoro si será por catalanismo o por encontrarse, verdaderamente, sin dinero y peleando con los peperos madrileños por la financiación pendiente, pero es vergonzoso que alcancen a ofrecer un desprecio concluyente hacia instituciones que les han sido fieles largos años.
Por lo menos podrían haber enviado al conserje del Palau.
En fin, la vida sigue su curso, la gente sigue pendientes de su presupuesto doméstico y los políticos del presupuesto estatal.
Este artículo me ha venido en ganas escribirlo gracias a la iniciativa de mi amigo y director de Opinión Digital, el madrileño Miguel Ángel García-Sánchez. Se le ocurrió “meter” un fotograma de “El último tango en París” en mi página de Facebook con las consecuencias que Vds., queridos e hipotéticos lectores, están leyendo.
Ojalá pudiera encontrar el elixir de la eterna juventud… volvería al pasado pero en los tiempos actuales y, verdaderamente, “El último tango en París” sería “El primer tango en…”. El último lo celebraría dentro de una caja, tan famosa, que suele aparecer en todas las películas de Drácula.


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