Al menos yo, que no sigo como siempre, creo que el panorama ‘patrio’
sí sigue como antaño y como ahora.
Con una Justicia idéntica a la de otros tiempos, con
abogados barrocos que defenderán a partir de duques para arriba, el pueblo está
vedado, responsabilizándose solidariamente mientras otros abogados lo hacen por
inercia con ciudadanos desahuciados, descalabrados, denostados y ‘EREstados’
fraudulentamente –que quiere decir afectados por fraudes lentamente-.
Fiscales que asumen
la defensa, sin presión desde Madrid eso sí, cuando su papel es buscarle las
cosquillas a la Justicia para que, enfadada, condene sin misericordia a quién o
quienes acusa… no así cuando se trate de alguien que roba un chorizo, porque se
cae de hambre, y sin tener en cuenta la cantidad de chorizos de marca mayor
existentes en completa libertad.
Tan sencillo como dar largas… ¿qué esperábamos?
¿Cómo es posible que en este país y en este siglo ocurran
esas cosas?
Una anciana de 71 años, que encima está enferma de Alzheimer,
ha sido encuadrada en el punto de mira de un fusil llamado ‘desahucio’. No está
condenada a la calle por el impago de cualquier deuda, sino porque el
propietario de la vivienda quiere mandarla a la porra, como decía Álvaro de
Laiglesia, tras treinta años viviendo allá.
Si no fuera por esa plataforma de anti-desahucios, ya
estaría vagando por los madriles sin tener ni puta idea de por dónde va.
A pesar de que la ley esté por el propietario, debería haber
un sistema social que ayudara efectivamente a esa mujer.
Regresando al ruedo político, vemos cómo la ministra Mato dice que no tiene tiempo para
preocuparse de su imagen por la correa, perdón, por Gürtel.
Se nota, se ve que dedica mucho tiempo a trabajar en el
Ministerio de Sanidad para empeorar el malestar de los ciudadanos… ¿qué otra
cosa podría hacer? ¿Contar el dinero le lleva mucho tiempo?
Las maneras que tienen, los políticos conservadores, de
crispar el cotarro continuamente ya se pasan de la raya, ya se pasan del
Meridiano –por el que pasé debajo del monumento levantado en la A2, el otro día
cuando regresaba de mis vacaciones de Semana Santa- que se encuentra en la
linde aragonesa de las localidades de Bujaraloz y Peñalba.
Dentro del sistema político español hay una rama, se va por
los entes locales, que suele perder el el dinero y el tiempo por motivos tan
peregrinos como el ocurrido en un pueblo de la provincia de Granada llamado
Algarinejo.
El ilustre Ayuntamiento, del antiquísimo al-Garin musulmán,
se ha visto incapaz de escribir correctamente el nombre de Mahatma Gandhi.
Por ello se han visto precisados, el pleno, a retirar la
placa de una de las calles que porta el nombre del abogado, pensador y político
hindú.
La han rebautizado con el nombre de Avenida de la Juventud
porque, la mayoría de las veces, el cartero del pueblo, al parecer, tenía
serios problemas en descifrar tan complicado nombre.
¿Si lo ponemos como realmente se escribe (मोहनदास करमचंद गांधी) tal
vez lo entienda?
Puede ser un ejemplo, de cara al exterior, de lo paletos que
somos y creo, firmemente, que lo somos… mira que aceptar el euro en sustitución
de la muy entrañable peseta.
¿Es que no nos damos cuenta que en Alemania los paletos
cobran 3.000 euros y aquí no pasa de los 800 euros?
¿Cómo aceptamos unos precios que están equiparados a los
sueldos de los alemanes y no al de nosotros?
En fin,
la vida sigue y yo también. Ya veremos cómo resolvemos ese galimatías jurídico
en que se ha metido la séptima parte de la Corona. Al tiempo.
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