Las Notas del Quim –
Opinión
Por Quim Sarriá
Buenos días, gente.
Visionando los telediarios de las diversas cadenas, una
sombra de perplejidad cruza delante de los ojos de mi mente porque estando como
estoy, disfrutando del pleno sol desde la terraza de mi casa, parece forzarme a
no creer las devastaciones que el fuerte viento hace en Catalunya.
Bueno, seguiré aprovechando el calor del sol mientras me
complico la vida escribiendo este artículo de opinión.
Juez Pablo Rafael Ruz Gutiérrez (Madrid, 1975) |
Lo que ya opiné hace tiempo se está cumpliendo al pie de la
letra. Entonces opiné que a la expulsión de los jueces Baltasar Garzón Real y
Elpidio José Silva Pacheco, entre otros, podría venir las de otros que no satisficieran al
poder ejecutivo del Estado.
Aunque no es realmente una expulsión, si lo es que estén
persiguiendo apartar al juez Pablo Rafael Ruz Gutiérrez de los casos que lleva. Lo
apartaran de manera que tratan de hacerla sibilina pero que es todo lo
contrario a la discreción.
Esa manera tan sibilina, que pretenden desde la conversación
con un “amigo juez”, llega a la trampa final: de que sea el propio juez quién
tenga que tirar la toalla para dar la impresión de la ni la Moncloa ni el Gobierno
de los jueces han tenido nada que ver.
Lo aprobado en el
Consejo de Ministros sobre la salida a concurso de 282 plazas judiciales
demuestra, a las claras, tapar un cambio o tener el control del juzgado número
5 de la Audiencia Nacional, el que lleva los casos que afectan directamente al
PP.
Lo ilógico, lo maquiavélico de esa orden (pues de eso se
trata, de una orden), es que se ceben en un juzgado que aún tiene su propio
titular, Miguel Carmona, que se encuentra en comisión de servicios especiales
en Londres, por lo que no es obligatorio cubrir esa plaza mediante la
convocatoria de concurso.
Creo firmemente que el objetivo es el de apartar al juez Ruz
y con ello alargar el desenlace de los casos, que tienen agarrados por los
huevos, lo digo así de claro, a miembros del PP. Un objetivo que busca la
prescripción de los hechos, ni más ni menos, o un cambio de agujas que los
lleven a una vía muerta.
¿Por qué no aplican el artículo 355 bis de la Ley Orgánica
del Poder Judicial?, sí hombre, ese artículo que permite mantener a un juez en
comisión de servicios como ejerciente de la plaza, mientras el titular se encuentre
en servicios especiales, como es el caso de Miguel Carmona, actualmente juez de
enlace en Londres.
Jugada chapucera esa la de dejar en manos del propio Ruz la
elección de dejar de ser un juez con las manos libres y capacidad de decisión o
pasar a ser tutelado en la investigación por corrupción política más importante
de la democracia.
Todo ello define claramente, muy claramente, la disposición
del Poder ejecutivo sobre el Poder Judicial, con lo que demuestra la falta de
independencia de nuestros jueces, que ni pueden elegir libremente a todos los
miembros del Poder Judicial, como debería ser en una auténtica democracia, ni
pueden controlar esas decisiones tomadas por intereses ajenos a la justicia.
Estas actuaciones gubernativas, como tantas otras, minan
fuertemente la moral de los ciudadanos españoles, que ven como en el exterior
se asombran, riéndose encima, de esas actitudes melodramáticas, casi cómicas,
de nuestros gobernantes en una de las materias más serias como es la judicial.
El PP, lo digo clara y seriamente, está siguiendo los pasos
de aquellos miembros de aquel Movimiento Nacional, de triste recuerdo, que
decidieron unirse a Alemania durante la II Guerra Mundial. Están, ahora,
plenamente sometidos a la Merkel.
No sé si el saludo es casualidad |
Ángela Merkel es la representante de una Alemania que no
ceja en su empeño por dominar Europa, tal como lo comenté en uno de mis
artículos anteriores, a través de su imposición económica cuando no por las
armas. Están, los alemanes, realizando los mismos gestos de cuando lo hicieron
a finales de julio de 1914 y, por segunda vez, a primeros de septiembre de
1939… su empeño en ser todo lo contrario a razones humanas están claros: tratan
que la raza aria sea suprema, aunque empleando la economía que acabará
transformándose en armas de fuego. Al tiempo.
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