Las Notas del Quim –
Opinión
Quim Sarria
Buen día, gente.
Estamos en pleno domingo llamado por imposición religiosa “de
Ramos”.
No os confundáis, no me refiero al Ramos, ese jugador de
fútbol defensa del equipo más corrupto y subvencionado de este país.
Me refiero a esa simbología religiosa que pretende meternos
en el cerebro desde nuestra más menuda y tierna infancia.
Que un Estado extranjero, como es el del Vaticano, nos
imponga su doctrina es el primer caso de corrupción de nuestra Constitución y
que afecta, entre otros a esto que referencio a continuación:
«TÍTULO PRELIMINAR
Artículo 1.
1.
España se constituye en un Estado social y
democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político».
Esta redacción de este artículo queda, realmente, anulado
por esa imposición, y otras imposiciones, ya que deja de ser un país soberano y
pasa a ser un país sometido por otros Estados, tanto religioso como capitalista,
no ahora sino desde los Reyes Católicos. No me digan que no.
Estamos realmente dominados por un Estado extranjero que se
basa en la mentira, o mejor dicho en las novelas llamadas bulos papales, para
hacernos creer lo que sus mandamases (Papa, cardenales, arzobispos, obispos,
curas, etc.), nos vienen repitiendo, con varios cambios, desde que se fundó en
el siglo I después de la referencia en la que se basa ese Estado para imponer
su doctrina: después de Cristo.
¿Los cambios en las normas de la Iglesia los realizan
consultando a su Dios o a Jesucristo por teléfono, hoy por whatsApp?
Para aclarar lo anterior, el cristianismo se fundó 300 años
(más o menos) del nacimiento de ese hombre que consideran el Mesías… todos
sabemos que lo de Mesías es un concepto del judaísmo.
No voy a extenderme en este tema, me he desviado de lo
principal sobre lo que quería expresar.
Cuando el llamado Jesús
de Nazaret entró en Jerusalén cierto día de no sé qué mes ni de qué año, -ya
que el calendario que nos rige hoy en día (Calendario Gregoriano) lo inventó el
papa Gregorio XIII en el año 1582-, lo había hecho para dirigir la revolución
contra los tiranos que invadieron su país.
Antes se había reunido con algunos de sus “generales” en la
casa de Lázaro, en Betania o en
Betfagé y las “capitanas” María y Marta (el catolicismo las transcriben
como hermanas de Lázaro, traducción bastante liberal porque nombra a las
mujeres con solo cambiar una í por una t y no se atreven a decir la verdad),
las primeras mujeres precursoras del feminismo.
En esa reunión trazaron la estrategia de cómo entrar
clandestinamente en Jerusalén y preparar el glorioso “Levantamiento” que
liberaría a Palestina (entonces no existía Israel) del yugo romano. Por lo
tanto, eso de entrar en Jerusalén triunfalmente en medio de una multitud es
totalmente falso… en aquellos tiempo no existía un Fidel Castro que hiciera eso.
Siguiendo el cuento de la Iglesia Católica, que narra que Jesús
envió a dos discípulos a una aldea cercana para recuperar un burro, medio
natural de aquellos tiempos para viajar de un sitio a otro…, la verdad es que
ya disponían de burros en la huerta de Lázaro, tan corriente en aquellos tiempos
como hoy en día los taxis en el aeropuerto.
Hoy en día, todo eso de los burros ha sido heredado por el
ayuntamiento de Mijas: los burro-taxis.
También para eso habían ido a su casa.
Lo de los ramos es de risa.
En aquellos tiempos los llamados rebeldes por los romanos (por
los franquistas: los rojos), las armas que disponían eran palos, azadas y demás
aparejos construidos a base de ramas arbóreas y no precisamente de palma, ya
que las palmeras solo crecen en zonas tropicales y Palestina no lo era.
Posteriormente se extendieron, a través de plantaciones, por todas las
latitudes.
Tal como quiere el líder ultra Santiago Abascal, que cada español disponga de un arma, entonces Jesús quiso en su momento que cada
palestino dispusiera de ella para su lucha contra la ‘salvación de la patria’…
como los héroes de la moderna guerra de la independencia española, entre los
que destacaron Agustina de Aragón, sucesora idílicamente de las María y Marta
de entonces.
Pero como siempre ocurre a lo largo de la historia, Jesús
tenía un traidor en su grupo: Judas
Iscariote, que hizo lo mismo que ahora hacen los componentes de las cloacas
del Estado… y por ello atraparon al líder rebelde, que jamás estuvo de acuerdo
con el sistema gubernamental, impositivo y económico, de los invasores romanos.
El Dios de los católicos no tuvo arte ni parte en ello.
El resto de la historia, aunque sobradamente conocida por
los profesantes de la fe católica, es la continuación de la historia del
Imperio Romano: a los condenados, ya sean por crímenes o por rebeldías, los
condenaban a la muerte clavándolos en una cruz… como no morían rápidamente y la
agonía sería muy larga, teniendo que soportar los romanos los gritos y lamentos
de los crucificados, era normal que les rompieran las piernas (crurifragium)
para que con el peso del cuerpo se ahogaran inmediatamente… esa acción fue
cambiada por la Iglesia con esa imaginaria lanza clavada por un supuesto Longinus
en el costado derecho.
Con el tiempo, el tal Longinus,
fue elevado a la categoría de Santo por la propia Iglesia. ¡Menuda
contradicción!, además en ningún sitio se menciona ese nombre de ese soldado
ejecutor.
Pero antes de crucificarlo era norma romana que tenían que
torturar a los presos para que confesaran sus intenciones y/o delataran a sus
cómplices… tal como hacía en tiempos de Franco ese policía llamado Juan Antonio González Pacheco y conocido
como ‘Billy
el Niño’, hoy jubilado con medallas y extra pensiones, que entonces era
Poncio Pilatos.
Ya ven como la historia se repite a lo largo de su andanza…
Bueno, queridos e hipotéticos lectores, me he extendido en
mi habitual artículo de opinión y tal vez os aburra con mis desvariaciones
fuera de un mundo condenado… pero soy así.
En fin, la vida sigue y yo también, esperado que la cordura
impere sobre las creencias imaginarias de nuestra humanidad.
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