Poco a poco se van quitando la
careta individuos que se proclaman a los cuatro vientos demócratas de toda la
vida.
No ya porque impongan sus tesis
políticas a la fuerza sino porque aprovechan las ocasiones que su mandato le
permite para usar y abusar de las fuerzas de seguridad del Estado contra los
ciudadanos.
Por una parte el alcalde de
Badalona, el pepero García Albiol, suspende los actos institucionales del 11 de
septiembre, Diada de Catalunya, con argucias tales como que la oposición ni
quiere participar.
Esta cínica declaración perjudica
notablemente al PP cuando todos sabemos que hace años que este partido no
participa en ese acto, al menos en Badalona, y muestra a las claras un
menosprecio absoluto a los símbolos, memoria y tradiciones de la ciudad y del
país.
Una actitud impropia de quién
ostenta la máxima representación institucional de la ciudad.
Por otra parte la peineta de
Antonio de las Heras, senador del PP y teniente de alcalde del Ayuntamiento de
Guadalajara, hacia los profesores que se manifestaban contra el tijeretazo a la
Educación aprobado por la Junta de Castilla-La Mancha viene remachada por su
petición a la Delegación del Gobierno para que se identifiquen a los más de 500
profesores que actuaron en la reivindicación.
Sin obviar, a nivel nacional, las declaraciones
institucionales de dirigentes peperos que tildan de violentos a los maestros y
mezclan a los del 15-M con ellos.
Estas actuaciones de extrema
dureza de los cuerpos de seguridad del Estado, en las manifestaciones en
general, nos acercan a los países carentes de democracia comandados por estados
policiales.
Lo ocurrido y lo que ocurre en la plaza del Sol
madrileña choca abiertamente con los artículos 19 y 21 de la Constitución y la
actuación de los responsables políticos de las fuerzas y cuerpos de seguridad
del Estado incumplen sus funciones al no tomar medidas contra agentes que se
niegan a identificarse y con ello colocan la orden publicada en el número 43
del BOE en el tiesto de los papeles del wáter, esta orden obliga a todo agente
de la autoridad a llevar el carné profesional y que debe ser exhibido
obligatoriamente a requerimiento de los ciudadanos con motivo de sus
actuaciones policiales.
Como todo el mundo ya lo sabe, o
debe saber, en cualquier manifestación siempre hay y habrá un grupo de
camorristas que consigue desbaratar las verdaderas intenciones de la misma.
En casi todos los países, más en
los que abusan de las instituciones policiales, siempre hay un grupo de
policías infiltrados que hacen lo posible por desbaratar cualquier acto
ciudadano que reivindica unos derechos amparados por la Constitución o por la
auténtica democracia, que suele estar ausente en la mayoría de países, al no
poder hacerlo las instituciones políticas por la vía del diálogo y del derecho
de la mayoría afectada por cualquier decisión contraria, por no decir
arbitraria.
Lamentablemente, todo eso suele
ocurrir bajo instancias de los conservadores, de la derecha en la mayoría de
los casos y, como es costumbre en esta clase política, hacen uso exp0onencial
de la contrainformación hasta conseguir que todos los implicados en
manifestaciones sean considerados como delincuentes, habituales más o menos.
Este abuso de poder implica que
todo el país viva en momentos efervescentes entre la ignorancia y el miedo, sin
atreverse a pedir cuentas claramente. Con lo que se aprovecha la derecha con
tientes de ultraderecha.
Hasta ahora las fuerzas y cuerpos
de seguridad del Estado no han demostrado fehacientemente estar al servicio del
ciudadano, tal como promulgan frecuentemente con la propaganda institucional, y
eso debe cambiar radicalmente en beneficio del país.
Estamos viviendo en una era en
que todos estamos controlados por el Estado mediante tecnicismos que nos hacen
creer que son juguetes informáticos y tecnológicos: redes sociales.
Publicado en:
"El Pueblo de Ceuta"
"Diario Sur", de Málaga
"Qué", de Barcelona
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