Las Notas del Quim - Opinión
Buen día, gente.
Ayer, martes 22, me pasé todo el día con los ojos
hipnotizados ante el televisor, siguiendo a pies juntillas cada comparecencia
de los líderes políticos de los partidos del arco parlamentario.
Por cierto que con el tremendo calor que hace obligar a uno
a correr a la playa y zambullirse en el mar, un mar de Alborán que nos trae
recuerdos, algunos desagradables como las muertes de seres humanos en su busca
de un horizonte mejor y que lo único que encontraron fue el fondo del mar.
Pero la política es mi pasión y con ello quiero decir que no
quiero perder nada de lo que pase en este país, que sigue siendo de escopeta
nacional y panderetas, no ya por ver si el líder socialista sale victorioso del
embate político.
No voy a extenderme en lo que pasó en las sesiones de mañana
y tarde, sólo decir que mis anteriores advertencias resultaron premiadas en lo
nefasto.
Ya puse el ejemplo de lo que pasó en La Rioja.
Pedro Sánchez
Pérez-Castejón actuó, al principio, como si fuera el líder de una mayoría
absoluta y, por otro lado, nunca he visto a un líder humillarse de esa manera
ante el llamado Trifachito, sabiendo de antemano la postura de las tres cabezas
de chorlito y solicitando una y otra vez que se abstengan.
No quiero ofender a nadie, pero los tres partidos de
derechas (uno de ultraderecha y los otros casi) solo tienen en mente el odio,
la revancha y la venganza interminable heredadas de sus ancestros.
De esta manera nunca se logrará la concordia y siempre
estará presente el egocentrismo más retrógrado.
Si el líder socialista hubiera aprendido de la experiencia
que le otorgó su anterior fracaso en una investidura, ya estaría desde el
principio en buena disposición de ser presidente del Gobierno, pero su tremendo
miedo a Pablo Manuel Iglesias Turrión
le está pasando factura, una factura que puede ser definitiva el próximo jueves
en que podrá perder para siempre.
Aunque repita elecciones en noviembre.
Hacer un Gobierno de Coalición no es tan malo como quieren
dar a entender. Son cuatro años en los que pueden suceder un montón de
incidencias que pueden ser o no resueltas con acierto si siempre miran por el
bienestar social de la nación..., mirarse el ombligo nada bueno puede traer.
De todo el panorama presentado en el escenario
parlamentario, me quedo con la intervención del falangito, Roberto Carlos Rivera Díaz, que sigue sin aportar nada práctico a
la política española y anda muy metido en su papel de bufón, de esos que en las
cortes reales se burlaba hasta del propio rey.
Mis risas se oyeron hasta el quinto pino del cercano parque.
Me gustaría que siga en esa línea porque me alarga la vida, ya que reír es muy
sano.
NI siquiera seguí la perorata del líder de Vox. Lo veía
venir desde la distancia a la Luna y sigo sin entender cómo es posible que
tengan representación parlamentaria si no creen en la democracia ni respetan la
Constitución. Empiezo a ver a bastante gente que tiene su cerebro anclado en
1936.
Bueno, el circo político continuará el jueves, estad
atentos. Aunque parecen eterna las sinrazones que conducen a los de la
izquierda en enfrentarse entre ellos, espero que ahora alcancen un buen acuerdo
en razón a la inteligencia debida en estos momentos.
Participo a veces en debates en las redes sociales, pero lamentablemente
hay gente que se toman a guasa los debates que se desarrollan en las redes
sociales y suelen producir roces, aun entre los mismos militantes o
simpatizantes de cualquier tendencia política.
Una cosa es hacer bromas con los políticos con imágenes,
pero que se hagan en sus propios muros y otra cosa participar en debates de
manera prepotente, que casi siempre significa que carecen de argumentos para
rebatir...
En fin, la vida sigue y yo también, confiando en que ese
entuerto político de derechas o de izquierdas se resuelva de forma válida y
pacífica.
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