martes, 23 de octubre de 2012

EUFORIA SOBRE EL PAPEL


 Se realizaron sendas elecciones en comunidades tan dispares como Galicia y Euskadi con los resultados previstos de antemano, como casi todo el mundo “adivinó”.

Los socialistas ven, por fin, que el pueblo les castiga por su mojigatería cuando tienen el poder en sus manos y no saben qué hacer.

La euforia de los peperos -decir que lo que es bueno para Galicia es bueno para España es mucho decir- solo está en el papel.

Realmente me parece una exageración de estrategia, muy bien estudiada, todo lo referente a la victoria del PP en Galicia.

Todos sabemos que los gallegos siguen anclados en un concepto social arcaico que está muy bien, más que bien, retratado en esa fabulosa trilogía de Gonzalo Torrente Ballester y la situación social, excepto en algunos puntos, siguen siendo literalmente la misma que en la época descrita por el escritor ferrolano.

No podía ser de otra manera.

Sin embargo, los ‘gritos’ de euforia que sueltan los peperos no son otra cosa que tratar de aumentar la cortina de humo que están colocando ante las elecciones vascas y con ello desviar la atención del pueblo sobre el descenso de votos, igual que los socialistas, en estas elecciones donde salen reforzados los partidos soberanistas.

Bildu es un ejemplo de lo que temen los partidos ‘nacionales’ (PP y PSOE) para impedir que les quiten votos y/o poder, intentando a la desesperada que se ilegalizaran, a través de los tribunales, estos partidos ‘abertzales’ que tienen todo el derecho del mundo a participar en una elecciones, mucho más cuando son tachadas de democráticas.

Acusaciones tan peregrinas, gracias a esa Ley antiterrorista, contra partidos fundados por personas, que están libres y en la calle, hicieron posible la ilegalización de partidos que hoy en día están ahí, con distintos nombres, y demuestran que la mayoría de la gente les apoyan.

Ignoro qué entienden por democracia esta gente.

Si un país está formado por autonomías, lo lógico, sensato y realmente democrático es que los habitantes de cada autonomía decidan a quienes elegir, siempre a nivel autonómico, y no deberían permitir que se inmiscuyan partidos y/o políticos que no tienen nada que ver con el proceso electoral propio de la autonomía y sin que sus resultados sean brújulas orientativas de unas elecciones generales.

Pero en este país estamos condenados a ser gobernados por oligarcas, que no dudan en utilizar a las fuerzas de seguridad del Estado contra la ciudadanía al menor conato de manifestación.

Como vulgares reyezuelos con séquito de guardaespaldas pagado por el pueblo.

Más bien parecemos un país cualquiera del continente centro-sudamericano que un auténtico país europeo.

En mi casa, para tomar cualquier decisión importante, solemos votar individualmente y cuyo resultado es el que decide definitivamente. Somos así, al menos en mi familia, y el porcentaje de votos suele ser el pleno al 100%. No existe la abstención. Votamos aún con votantes menores de edad incluidos.

En mi casa no utilizamos el poder del dinero ni el machismo, ni siquiera exacerbado, para decidir cualquier cosa que influya en los demás miembros.

Por eso estoy sumamente contento con la República Independiente de mi Can Quim. Ni siquiera Rajoy puede mandarnos en las decisiones que tomamos.

En la República Independiente de mi Can Quim existe una separación absoluta entre Estado e Iglesia y ello conlleva que, ésta última, no pueda apropiarse de bienes terrenales para inmatricularlos gratuitamente merced al derroche de bienes espirituales que acojonan al pueblo llano.

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