Buenos días, Ceuta.
En mi casa tengo una terraza
posterior, la más grande de las tres que dispone la vivienda, y que es bastante
amplia y resulta ser territorio de “Diablo”, el conejo neerlandés mascota de mi
hijo pequeño y más negro que la hulla asturiana.
Como “Diablo” es un conejo muy
listo y que no se conforma con su territorio por lo que hemos tenido que
levantar una valla, en la puerta de acceso a la mencionada terraza, para evitar
que se cuele en el resto de la vivienda, en plan inmigrante ilegal, y haga de
las suyas, principalmente dejando bolitas negras por todos los rincones y
mordisqueando cualquier cosa que a “Diablo” le parezca comestible.
Esta valla, similar a las
levantadas en las fronteras españolas de Ceuta y Melilla con Marruecos en
cuanto a la forma que no a la dimensión, tiene el efecto de levantar enormes
protestas del sector ecológico protector de la fauna y flora y formado por un
único miembro: mi hijo pequeño.
“Diablo”, que es la mascota
oficial, única y exclusiva, del único miembro de ese sector ecológico de la
República Independiente de Can Quim, ha sido confinado en su territorio por
mayoría de votos de todos los miembros de la mencionada República Independiente,
acusado por una serie de delitos de los cuales el principal es que quiere, y lo
consigue, marcar lo que él cree su territorio con una serie de marcas señaladas
con su apestoso líquido evacuado intencionadamente.
Los intentos de “Diablo” por
asaltar la valla de separación territorial son muy frecuentes y, para
persuadirlo, está vigilado de vez en cuando por las fuerzas de seguridad, de la
mencionada República Independiente de Can Quim, compuestas por mi mujer y la
porra en forma de escoba.
Así van transcurriendo los días y
el clamor de las voces disidentes, en este caso una, van aumentando cada vez
más.
Mi hijo pequeño, solidario con el
discriminado “Diablo” no para de darnos la lata ante tamaño abuso de poder del
Poder que manda en la República Independiente de Can Quim.
Esto seguirá así, con “Diablo”
condenado a morir al natural más allá de la valla, al no tener otra salida para
poder disfrutar de la libertad.
Otro conejo, desnudo sin nombre
ni ‘marca’, yace cadáver en el interior del congelador de la nevera en la
Comunidad Autónoma de la Cocina esperando ser ‘incinerado’ en la olla a presión
de la presidenta autónoma de dicha Comunidad. No se sabe si es inmigrante
ilegal o no.
“Diablo” ignora totalmente la
existencia del cadáver de ese otro ex miembro de la extensa familia Leporidae y
asimismo también ignora que su raza o linaje lo ha salvado de la olla a
presión. Es un conejo europeo contemporáneo paisano de Cruyff y Van Gaal, y eso
es un privilegio para él y un alivio para mi hijo pequeño…
Extrapolando todo lo que acabo de
narrar a la realidad socio-política actual de las vallas de Ceuta y Melilla,
confío plenamente en que Vds., queridos e hipotéticos lectores, habrán
comprendido el fondo de esta paradoja.
Tiempo es de mirar por el lado
humano de esa cuestión y tomar la decisión, de una vez por todas, de poner
sobre el tapete la posible solución definitiva a este mal que corroe la razón.
Los marroquíes, por su parte,
podrían poner más empeño en resolver la misma ofreciendo a los inmigrantes,
arracimados en los terrenos surcados por las vallas fronterizas, lo mismo que
estamos ofreciendo nosotros, los españoles, a los que consiguieron colarse en
el país: darles cobijo y comida mientras resuelven el papeleo para la
repatriación a sus respectivos países…
No señor, no. Los marroquíes se
hacen los tontos-listos y tratan de endosar, por las buenas y por las malas, a
los españoles el problema.
Voluntad de colaboración no hay,
de presión oportunista sí la hay.
En fin, la vida sigue y yo
también de momento.
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