Las
Notas del Quim - Opinión
Cuidar la salud es un tema muy
importante cuando se llega a determinada edad. No hay que descuidarse ni un
segundo, lo digo por experiencia propia.
Acabo de salir de la enésima
sesión en la cámara de tortura, digo en la sala del Acelerador Nuclear de
radioterapia, en un momento bastante complicado: con un resfriado o catarro de
aúpa.
Si solo fuera por el catarro, con
una aspirina y un vaso de leche bien caliente con algo de coñac, no importa la
marca, en cuatro días habría pasado el trance con resultados finales de tener
la nariz un poco más roja de lo habitual y unos ojos que se parecen mucho a los
de la sufrida Magdalena en el último estertor de su amado.
Pero en estas circunstancias, con
la radioterapia de fondo, resulta un suplicio añadido.
¿Por qué?, porque con el catarro
viene aparejado un fuerte y prolongado ataque de tos que, como muchos de Vds.
sabrán, conlleva bruscos movimientos de la zona lumbar que, en mi caso, produce
un dolor indescriptible. Justamente en la zona donde inciden los disparos
radioactivos de la terapia.
Bueno, dejo por hoy el tema de la
salud y metámonos de cabeza en los problemas matemáticos de nuestra economía.
El poder adquisitivo de los
jubilados, pensionistas por más señas, como el de los funcionarios, ha perdido
mucho, muchísimo, que nos deja a cuatro velas desde el 15 de cada mes como
media. Diez días en penuria, suelen cobrar cada día 25, que agudiza la
inteligencia de las abuelas y abuelos para conseguir llegar sin padecer, aunque
la salud se les resienta por el enorme esfuerzo.
Algunas y algunos no lo consiguen
y se ven obligados a acudir a centros benéficos de asistencia social. Mala
imagen para el país.
Con frecuencia observo en
cualquier población del país a gente, aparentemente de clase media, buscando y
rebuscando en los contenedores de basura algo que llevarse a la boca, con el
rostro tan desencajado por la rabia y la desesperación.
Por no escribir de los Centros de
Distribución Alimentaria, como Mercabarna, donde cientos de personas,
inmigrantes en la mayoría de los casos, esperan el final de la jornada para
sacar tajada de las sobras alimentarias que las distribuidoras suelen arrojar a
los contenedores, ora por caducidad, ora por ser sobras invendibles, ora por
ser perecederos, etc.
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