Las Notas del Quim –
Opinión
Por Quim Sarria Lara
Buen día, gente.
Hemos pasado un fin de semana
formidable, yendo a Alicante y regresando por Granada, donde nos hemos parado
para que mi hijo pequeño pudiera comer su hamburguesa preferida.
Hemos parado en un área de
servicio bastante conocida por nosotros, encima de Loja, donde hemos comido
fuera de cualquier establecimiento.
Mientras comíamos sentados en
un banco de un parque, se acercaron dos animales supuestamente domésticos: una
perra con cara de zorra, de pelaje marrón claro, y un sibilino gato con una de
sus orejas convertida en coliflor.
Entre ellos no existe el
odio, se acercan juntos hasta un metro de nosotros, se nota que la perra fue
maltratada duramente, a juzgar por la posición de las orejas y el rabo. Las
orejas, de forma triangular y alzadas al estilo de los zorros, van tocándose las
puntas, mientras que el rabo lo mantiene entre las patas traseras… no es tan
largo como para tenerlo con las delanteras.
Ambos nos miran tímidamente,
dispuestos a la huida al menor movimiento para acercarnos, aunque llevemos ofreciendo
un trozo de carne en la mano. Mucho miedo desprende ambos animales en sus
miradas, sin embargo, al tirar el trozo de carne cerca de la perra, lo atrapa de
manera dubitativa.
El gato maúlla tímidamente,
pero cuando me acerco se larga, pero no se aleja. Le arrojo algo de comida y se
la come antes de que se la quite la perra, pero ésta se mantiene alejada y
dudando entre acercarse más a nosotros o mantenerse en su posición…
Una verdadera lástima ver a
estos animales, abandonados a su suerte, en un pequeño parque de la colina que
domina Loja. Cuando ya estamos en el coche, una señora se sienta en el banco
que habíamos ocupado y reparte comida a los dos animales…
No vamos a comparar a los
humanos con estos animales, son en algunos casos peores que los animales.
Si algo existe en el mundo,
de manera muy palpable, es el miedo. De ese miedo se fomenta el crecimiento el
odio, de tratar de imponerse a los demás a través de los insultos y de la
prepotencia alimentada en los gimnasios.
Asco me da ver a esa gente que
rodean actos culturales y democráticos. Gente cobarde que se cubren el rostro
con pasamontañas y que gritan “¡Viva España!” pisando la bandera española, como
si el pasamontaña les impidiera ver el suelo y les obligara mirar el cielo.
El pasado lunes, 10 de diciembre, se concentraron
frente a la librería denominada “Casa del Llibre”, en la Rambla de Catalunya de
Barcelona, antes habían entrado en la misma, dispuestos a boicotear un acto
cultural como era la presentación de libro de Pablo Iglesias, después de recibir
el premio SordPress en el mismo lugar. Menos mal que los empleados de la
librería les obligaron salir.
Esperaron a Pablo Iglesias en
la salida y de ahí a insultarlo… por suerte, los Mossos d’Esquadra estaban
alerta e impidieron que la cosa llegara a mayores.
Vergüenza me da ser español,
cuando muchos de mis compatriotas utilizan el insulto y el fomento del odio
hacia otros españoles… sobre todo los políticos de derechas y ultraderechas.
Esa es la educación que reciben
en colegios privados concertados, la mayoría en manos de religiosos católicos
que, como los musulmanes a su manera, fomentan el odio con un falso amor a la
patria, si es que no me equivoco y la patria se llama dinero.
Muy lamentable…
En fin, la vida sigue y yo
también, siendo incapaz de sentir odio por nada ni por nadie, aunque ese nadie
me caiga como un grano doloroso y gordo en el culo.
-