Buena noche, gente.
Vemos que el tiempo está mejorando un poco, al menos aquí, aunque el mar
se muestra salvajemente revuelto y en otras partes de la provincia siguen sucediendo
incidencias.
En esta ocasión opinaré sobre el sistema que emplea el Gobierno y el
partido que lo compone. Una política que no es desconocida, una política que se
viene usando desde que el general
sublevado venció en la contienda que dividió para siempre el país, una política
basada en la intervención de la Justicia a todas horas, todos los días, todos
los meses y todos esos cuatro años de legislatura conservadora.
Para empezar, vemos cómo los políticos del PP, cuando dejan la poítica,
suelen entrar en puestos claves para gobernar el país, aparte de la potestad
del Gobierno para nombrar al Fiscal General cosa que para mí es una retorcida
manera de mantenerse en el poder en contra de la democracia y que, solo por
eso, no acentúa la tan cacareada independencia de la Justicia en este país.
Funciona igual que en Venezuela con el Gobierno de Maduro: cualquier opositor
es renegado sistemáticamente.
Vuelvo a insistir en la tremendamente injusta actitud del Gobierno
referente a Catalunya. En primer lugar, al convocar elecciones y no impedir que
figuren en las listas personas acusadas injustamente por delitos no
contemplados en ninguna democracia… luego no debe, ni puede, ni tiene que
obstaculizar el proceso para el que ha convocado elecciones y lo que han hecho
es llanamente un tremendo abuso de poder redondeado por quienes han designado
para la Justicia.
Mientras un miembro de la familia real es condenado por un delito y se
pasea libremente por Suiza, practicando su ocio sin problemas y sin pisar ni un
segundo la cárcel, otros ciudadanos permanecen en la cárcel sin ser condenados
y en un tiempo completa e increíblemente largo.
Hay que tener mucha caradura, un aire insano de abusar de la situación y
del poder, unas tremendas ganas de no perderlo y aún más, defender a sus
cómplices cuando abusan de la corrupción, haciendo desaparecer y destruyendo
pruebas concluyentes… manipulando la opinión pública y enriqueciéndose a costa
de los ciudadanos de los que se ríen a carcajadas cuando les siguen votando.
Esto significa que siempre ha existido ese deseo de dominio dictatorial
sobre la población, dejando en el cubo de la basura lo que ellos consideran naderías,
como la igualdad, el poder adquisitivo, la educación, la sanidad, el salario
justo y equilibrado, etc.
La prepotencia de los herederos de aquel régimen despreciable y de
triste recuerdo sigue imperando, supurando por todos los poros y que se
traslada hasta las clases más bajas de esa sociedad como son los ultras de la
derecha, con mucha fuerza y poco seso, que no dudan en realizar actos violentos
contra cualquiera que les lleve la contraria… si alguna vez entran en la cárcel
lo es para disimular un poco por parte del Gobierno y hacernos creer que luchan
por la democracia y la igualdad. Desviar la atención de los ciudadanos es su
ventaja. Ratifico esto.
Lo malo es que los socialistas, encabezados por Pedro Sánchez
Pérez-Castejón (1972) y Susana Díaz Pacheco (1971), les siguen el juego porque
tienen las mismas aspiraciones y objetivos que la dereccha conservadora. En
realidad dejaron de ser socialistas desde que Felipe González Márquez (1942)
adjuró del verdadero socialismo, obligado por las fuerzas políticas del
tardofranquismo de entonces, si quería regresar al país y entrar en la
política.
Del figurín de Ciudadanos no digo nada, él mismo se muestra tal como es
y si algunos de ustedes creen que es un demócrata, os aseguro que andáis
totalmente errados… es peor que los conservadores porque todo él respira ansía
de poder y dinero, cosa que os pasa inadvertidamente por las bonitas palabras
que sabe usar en los mítines y/o en las ruedas de prensa o entrevistas… es un
auténtico lobo feroz disfrazado de ovejita inocente y linda. Ojo al dato y es
una advertencia, no es ninguna amenaza lo que escribo.
En fin, la vida sigue y yo también, que con tantas divagaciones de mis
células grises seguiría opinando hasta la eternidad y eso no lo quiero.
Fuengirola, a 29 de enero de 2018
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