sábado, 6 de agosto de 2011

¿Doscientos?, creo que eran más

Publicado en:
"El Pueblo de Ceuta"
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"Qué", de Barcelona
"Opinion Digital"

Estamos en Théza, población del Languedoc-Rosellón, donde acudía con regularidad algunos fines de semana, hace tiempo, parando en el chalet de un buen amigo mío cargado de hijos, como yo, para disfrutar de la vida con el ruidoso fondo de la algarabía de los chavales.
Es un pequeño pueblo sin nada relevante pero con un ambiente de calma que consigue desenchufar a uno de sus células grises.

Mi amigo ya no vive aquí, en Thèza, regresó a España después de años y años trabajando para los franceses, aunque sus seis hijos siguen.
Vamos a las larguísimas playas de la costa donde mueren los Pirineos y donde el viento domina a placer toda la zona levantando remolinos de fina arena que, si te descuidas, se cuela por los ojos. Es la playa de Argelés-sur-Mer, población fundada por Hércules según la leyenda y legada al condado de Barcelona según la historia.
Esta población está marcada en la historia por ser el lugar donde miles y miles de españoles republicanos fueron confinados por los franceses. Recorremos el lugar, es la playa del límite norte, y no puedo dejar de pensar en la imbecilidad humana.
Desde la abadía de Vallbona, gracias al portátil, conecto con el mundo en un momento en que hago una pausa en mi descanso mental.
Al lado, un anciano francés se queja de fuertes dolores en la pierna. Me cuenta que sufre una tendinitis, algo habitual en personas mayores y deportistas, y que por culpa de ella no puede recorrer como le hubiera gustado toda la belleza del sur de Francia. Es de Lille.
Le cuento que el rey de España, mi país, sufre una disminución de la vascularización de los tendones…, creo que no me ha entendido por lo que le aclaro que también tiene tendinitis.
Se va, con ayuda de un bastón, orgulloso por estar en igualdad de condiciones que Juan Carlos.
Mientras el rey finaliza sus vacaciones con una bota ortopédica, en Madrid los ‘indignados’ demuestran que, forzosamente, hay que contar con ellos.
Esta vez Rubalcaba, que ya no manda, mete la pata al mencionar que son 200 y que la policía actuó bien. ¿A qué juega éste hombre? ¿a ganarse los votos de la extrema derecha?
Creo que no piensa que es simplemente un candidato electoral y que lo que diga será utilizado en su contra por sus rivales en momentos inoportunos.
Bueno, dejemos la política, por ahora.
Hace mucho calor aunque Helios anda jugando al escondite y Neptuno está terriblemente encolerizado, supongo que por la crisis que no lleva turistas a su reino, y cada manotazo que da levanta las aguas unos metros. No es aconsejable bañarse, como no sea en la bañera del hotel.
Verdaderamente no entiendo a mi país, algunas cosas de mi país, donde la gente gasta sus buenos cuartos en mensajes a las tele-basuras. Le dan mucha atención a los tejemanejes de un grupo de caraduras, siempre los mismos, que sacan los trapos sucios e inanes de todos ellos y de unos cuantos ajenos pero que juegan de buena gana.
Comprendo que tengan que ganarse la vida y, supongo, que alguien pretenda desviar la atención de los auténticos problemas… pero hacer cosas que sólo ocurren en cierto país latino-americano,  no escribo de las islas paradisíacas y robinsonianas, y que tienen como ‘mano ejecutora’ a una tal Laura, me produce verdadero asco.
Lugar digno de que sea invadido por las comadrejas, no por las comadres.
Que ocurra en aquel país lo comprendo, pero que ocurra aquí…, seguiremos siendo la gente de abajo de los Pirineos.
En fin. La vida sigue, yo también. Esperando que llegue el día en que pueda estar en igualdad de condiciones que nuestro monarca constitucional. Me refiero a la salud, porque lo otro en nuestro país es realmente imposible.

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