lunes, 29 de agosto de 2011

UNA DE CRÍMENES Y FINANZAS

Buenos días, Ceuta.
Estoy observando los resúmenes de los partidos de la segunda jornada de las ligas españolas y algunos encuentros internacionales en que los goles son protagonistas supremos mientras me recupero de las lesiones.
Al mismo tiempo se recupera el político del PP que se accidentó con su bicicleta. Le están arreglando la cara, no porque la tenga dura, que la tiene, sino que los destrozos son evidentes.
Ir con la moto trae su consecuencias aunque sean por culpa de terceros pero ir en bicicleta, a cierta edad, es más peligroso aún. Por eso yo no voy en bicicleta, aunque sea en el Parque Central de la ciudad.

Mientras en nuestro país los peperos cantan victoria a destiempo, el mundo sigue girando con sus terrores encima.
Terrores marcados por las matanzas de los propios humanos. Algunos con su indiferencia a cuestas.
Lo de Libia es una especie de continuación de ciertos recuerdos de nuestro propio país: el ensañamiento de unos contra otros. Como en Siria.
El primer problema que tiene el ser humano es la religión. Millones de muertos en nombre de una fe que no tiene, en realidad, razón de ser.
El segundo problema es la innata venganza por cualquier acto, por nimio que sea, inherente a la condición humana de algunos. Esos algunos ya son muchos, demasiados.
Extrapolando la violencia a la política. Vemos que los socialistas han cambiado, una vez más, su panegírico social para adecuarlo a las instrucciones de la derecha, cuando no de la extrema derecha, y ello nos lleva a que veamos al país gobernado por los conservadores con disfraces de socialistas.
Sinceramente considero negativa la propuesta de reforma de la Constitución, sobre que el Estado no debe gastar por encima de sus posibilidades, principalmente porque en verdad el Estado no hace eso: lo de gastar por encima de sus posibilidades.
Según los datos, que he analizado, demuestran que el gasto público por habitante de España está muy por debajo de lo que pretenden hacernos creer. En realidad es el más bajo de la UE, salvando algunos países.
Que el Estado esté en déficit no significa que gaste demasiado porque eso no es un buen indicador de la situación económica. Ya sabemos que el déficit se mide en dos dimensiones: los gastos y los ingresos. Dependiendo de estos últimos es como se determina el déficit público. Con ello significo que no es así, en realidad, el problema no es que se gaste demasiado sino que lo ingresos son demasiado bajos.
El problema no es achacable a la ciudadanía que trabaja y que está en nómina porque ya paga sus impuestos. El problema si está en las rentas superiores, en las grandes empresas y en la banca que representan un ingreso de solamente el 20% de lo que pagan sus homólogos en Europa. En determinados países de Europa.
Eso significa que no podemos competir con Alemania o Francia en el tema de economía pública.
Una cosa es que veamos nuestras posibilidades económicas según nuestras propias reglas y otra muy distinta aceptar, por acatamiento, los que nos impongan estos países mencionados arriba.
Pero todo eso no es más que las pretensiones de la derecha conservadora. Siempre, es una constante, han intentado reducir el Estado y la protección social para debilitar el mundo del trabajo en una cadena de radicalización igual a la que preconiza el ‘Tea Party’ estadounidense.
Está muy claro que Rajoy utiliza el argumento de la presión de los mercados para conseguir lo que siempre han pretendido los conservadores: el descenso de los salarios y la protección social; la privatización del Estado de Bienestar.
En fin. La vida sigue, yo también a pesar de que mengua mi bolsillo.

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