Las
Notas del Quim
Quim Sarriá
Este jueves, 19 de julio, me he
levantado bien temprano. Hace rato que el sol entra a raudales en el
dormitorio, a través de las rendijas que deja la persiana no cerrada
completamente, e ilumina la habitación con efectos especiales motivados por sus
reflejos en los objetos decorativos que pueblan la misma y tamizados, un poco,
por el espeso cortinaje.
Me levanto temprano porque tengo
que acudir al forense. Médico forense del Juzgado de Instrucción nº 3 de
Blanes, para reconocimiento de las lesiones que sufrí cuando el accidente de
moto del año pasado, hace justamente 11 meses y veinte días.
Hemos llegado a Blanes sin
novedad, conduciendo el viejo Mercedes por la N-II. Ya en la población me he
liado con el GPS y he perdido tiempo buscando el mencionado Juzgado,
encontrándolo tras varias vueltas por la población.
Con la suerte que tengo, consigo
encontrar sitio para aparcar la renqueante estructura de mi fiel compañero de
correrías, correrías sobre el asfalto bien entendido, y lo dejo al sol muy
cerca del acceso al Juzgado.
Me conducen a la zona destinada a
los reconocimientos forenses, incluida la sala de autopsias de cadáveres
suministrados por accidentes o por criminales. Hay dos salas destinadas a los
médicos forenses de ‘seres vivos’ accidentados, como en mi caso, y en ambas
dominan sendas señoras de porte muchísimo más serio que el más serio de los
jueces.
La de la sala número 2 es un
pelín más simpática, más atenta con los implicados, que no imputados. Cuando me
llega el turno, había tres personas antes, me doy cuenta que no he traído los
partes médicos relacionados con las curas de las lesiones motivadas por el
accidente.
Nada, he de regresar a mi ciudad
sin haber cumplido la misión. La forense me cita para septiembre con la
aseveración de que traiga la documentación requerida.
Quiero aprovechar el tiempo y
acudir a la playa de la población, principio de la Costa Brava, pero mi hijo
pequeño, que me acompaña, insiste en regresar a casa. Algo le merodea su
cabecita, algo relacionado con el PC y los juegos, seguro, aunque no le digo
nada y acepto regresar para satisfacción de mi mujer, que también me acompaña,
y que no tiene ninguna gana de mojarse en el Mediterráneo.
El regreso ya es otra cosa, la
carretera N-II está ahora más transitada, largas caravanas de camiones, coches
y motos se dirigen al sur, ralentizando el rodar de los ansiosos caballos del
Mercedes que quieren soltar la velocidad a tope.
Mientras me armo de paciencia
aferrado al volante de madera, capricho del coche, me entero por las ondas que Rafa Nadal, el tenista, deja de ser
abanderado español en las Olimpíadas de Londres. No se encuentra en condiciones
de competir. Bueno, es su problema.
Llegamos a casa con el tiempo
suficiente para preparar un buen plato de merluza a la cazuela, que preparo yo
a petición de mi mujer. Mi hijo me mira con recelo, no se fía de mis platos
cocinados.
Ante la humeante cocina, aroma
super bueno, voy enterándome de diversas noticias relacionadas con la política
actual.
Los sindicatos andan detrás de
Rajoy pidiéndole que convoque un referéndum sobre las medidas tomadas por el presidente,
en recortes principalmente, pareciéndome una tontería esa propuesta.
Con un referéndum no se va a
salvar la economía, si es que realmente está en peligro.
Definitivamente no creo que la
crisis exista de la manera como la pintan nuestros políticos. Esta crisis está
elaborada en los laboratorios financieros de los verdaderos amos del mundo, de
los ambiciosos tiranos del dinero, ante quienes no pueden hacer otra cosa que
someterse los presidentes de muchos Gobiernos.
En lo que sí estoy de acuerdo es
que el Partido Popular y sus dirigentes elegidos en las pasadas elecciones
generales, con Mariano Rajoy al
frente, está incurriendo en un enorme fraude democrático.
Un Mariano Rajoy que sin llegar a ser un Dr. Jekill ni un Mr. Hyde,
es más cercano a un Pinocho y a un Alí Babá. Sus palabras durante la última
campaña electoral y los hechos que está decidiendo cada semana, demuestran dos
polos totalmente opuestos con el resultado de que todo es una grandísima
mentira. Ya lo escribí mucho tiempo antes, mucho antes de que saliera elegido
presidente, con esas artes de vendedor callejero de elixires inexistentes no
haría más que engañar al ciudadano.
Pero el problema no es éste, el
verdadero problema está configurado en la imbecilidad de alguna gente. Siguen
ciegos ante la auténtica verdad de la cuestión real de esta situación.
Sólo unos pocos políticos de este
país saben realmente lo que se está cociendo en la olla de la economía mundial.
Se lo callan porque tendrán sus beneficios asegurados de por vida.
Volviendo a Mariano, no veo yo por ningún lado ese patriotismo del que suele
hacer gala en cada aparición pública suya. Más bien considero que es un traidor
a la patria, cuando habla al ciudadano exponiendo los acuerdos de manera tal
que parece un director de banco tratando de convencer al cliente para que
invierta en bonos basura. Mientras fuera de la patria (ignoro a qué vengo
saliendo con la patria) habla, hasta con los codos, a los dirigentes europeos contándoles
hasta la letra pequeña de sus decisiones. Cosa que no hace al pueblo español.
De otra manera no podía ser porque,
como antiguo registrador de la propiedad, muy acostumbrado está en saltarse la
letra pequeña en beneficio propio. Más claro… beban agua de botella, es
demasiado transparente.
Bueno, ya ha llegado la hora de continuar con la elaboración de la maqueta, en cuya construcción estoy enredado, de un galeón del siglo XVI, el "San Juan Bautista", cuya réplica a tamaño natural está en Ishinomaki (Japón) y que sobrevivió al tsunami del 11 de marzo de 2011.
Bueno, ya ha llegado la hora de continuar con la elaboración de la maqueta, en cuya construcción estoy enredado, de un galeón del siglo XVI, el "San Juan Bautista", cuya réplica a tamaño natural está en Ishinomaki (Japón) y que sobrevivió al tsunami del 11 de marzo de 2011.
Tranquilos…, continuaré.
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