Las
Notas del Quim - Opinión
Quim Sarriá
Vuelvo a despertarme demasiado
temprano. Tal vez el calor haga el efecto de abrirme los ojos antes de tiempo,
con lo bien que se pasa uno totalmente aislado del mundo terrenal y deambulando
por otro mundo, éste onírico.
Helios se muestra con menos
potencia pero igualmente deslumbrante, asomando en el horizonte configurado por
los tejados de las casas ‘mataroninas’ que tapan la vista, desde la mía, del
Mediterráneo. Augura un día de fuerte iluminación solar y consiguientemente de
una elevación de temperatura que, como siempre, contradice un poco al hombre
del tiempo de cualquier canal televisivo.
No creo que yo sea uno de los que
se despiertan antes de tiempo, exceptuando a los forzados y madrugadores trabajadores,
ya que un amigo, amigo un poco extraño ya que no lo conozco personalmente pero
no por ello es considerado amigo, se ha levantado tres horas antes para
escribir su cotidiano artículo de opinión que suele incluir, también
cotidianamente, en mi página de Facebook.
Antes de tomarme el único cortado
de todo el día (la tensión sanguínea me obliga a no tomar siquiera una gota)
preparo el PC para recibir las noticias de prensa del momento: 524 e-mails con
notas de prensa de agencias llenan mi buzón. Demasiadas para leerlas en un día.
También recibo, con harta
frecuencia, invitaciones para asistir a actos públicos en los que brillo por mi
ausencia. Ayer hice una excepción y acudí a Can Xalant para contemplar y oír la
“Mostra de feina d'artistes residents” (Muestra de trabajos de artistas
residentes), una muestra acompañada de conciertos de diferentes estilos
musicales.
Carolina Bonfim sorprende con su vídeo “Antes y después de la
pornografía”, suavizado por la intervención de Cristina Ibáñez-Tarter con “La distancia correcta”, “La posición exacta”
y “La buena orientación”.
Me agradan las fotos de Eva Martín, mostradas en dos grupos: “Paisajes
nacionales” y “Miradores” antepuestas al mural de Maurici Torner “Estamos tan lejos” mientras suena la música de Mouse Down Dj, una música electrónica y
experimental.
Paso de contemplar la puesta en
escena de H. Hoquets, un grupo belga
que componen música con instrumentos hechos a mano con materiales recuperados.
Su música, inspirada en el indie pop, el hip-hop y el punk, me suena como cosa
de otro planeta. Tal vez sea la edad porque considero que esa música es para
bebés futuristas.
Salgo a la noche, que resulta
tener una temperatura entre calurosa y fresca. Lo aclaro, calurosa porque al
salir de Can Xalant, cuyas salas están sobre refrigeradas, tengo el cuerpo como
recién salido de una excursión por el polo Norte, o Sur da igual, y al entrar
en la temperatura ambiente se recibe un golpe de calor que, con el paso de los
minutos, se va convirtiendo en frescor de manera gradual.
Echo de menos la tertulia de los
viernes con Eloy Martín, profesor de
la Universidad Pompeu Fabra; Antonio
Fuentes, ex compañero de correrías futboleras por Ceuta y colaborador
musical de la Cadena Ser y muy buen amigo mío y José Berrocal, también ex compañero de fútbol en Ceuta y ¡cómo no! buen
amigo además de virtuoso del deporte ahora. Tal vez por el verano, por las
vacaciones, no lo sé, no nos reunimos con la frecuencia que desearía. Espero
que en septiembre cambien las tornas.
Solemos discutir de política y
hablar de recuerdos de los tiempos que nunca volverán, con algún que otro
pellizco de nostalgia.
Y escribiendo de política, no
estaría de más que resalte una cosa que me deja anonadado con demasiada
frecuencia: la aceptación en los juzgados de las acusaciones por parte de la
policía, cualquier tipo de policía sea Mossos d’Esquadra, Guardia Civil, Policía
Nacional o Ertzaintza, acusaciones como ‘atentado a la autoridad’ que suelen
ser frecuentes en las manifestaciones de los ciudadanos. Lo interpreto como el
puñetazo dado, por un policía de mala leche, en la cara o en el cráneo de un
ciudadano cualquiera o bien el porrazo de la porra policial en cualquier parte
del cuerpo del ciudadano cualquiera, por no escribir de los pelotazos gomeros…
¡es un atentado contra la autoridad!, aparte de que es una lesión física del
puño policial.
Eso me hace cavilar si los
ciudadanos no podemos formular denuncias contra la policía por atentados contra
el ciudadano.
Vergüenza da ver a policías
cargando contra sus propios compañeros y contra funcionarios como ellos aunque
de distinta condición laboral pero que defienden tanto los derechos de los
mismos policías como los suyos propios.
Sospecho que esos policías
recibirán una paga extra en forma de prima. Prima de riesgo no, desde luego, el
riesgo es de los ciudadanos manifestantes.
Pero lo verdaderamente
escandaloso es que los ‘jefes’ de los cuerpos policiales declaren en los medios
de comunicación el número de policías lesionados o heridos… sin aclarar si han
resultado lesionados o heridos por sus propias manos, por caídas en carreras,
por topar con señales de tráfico ubicadas en medio de su paso, por agresiones
de los propios compañeros cuando actúan infiltrados en los grupos de
manifestantes, por rebote de las bolas de goma al ser disparadas indiscriminadamente,…
eso hemos de aclarar en honor a la democracia y a la libertad sobre todo.
Algunas escenas de esas cargas
policiales me recuerda, malamente, la época de represión franquista. Una época
cuyo recuerdo debería hacer caer la cara de vergüenza y el corazón de
remordimiento a sus protagonistas directos. Protagonistas con fusiles-ametralladores
y porras en las manos. A menos que tengan la cara y el corazón de pedernal.
A los políticos que dirigen esta
política de represión no se les caerá la cara de vergüenza ni sus corazones se abatirán
de remordimiento, son desvergonzados profesionales.
Son como los chinos que arrojan
bebés hembras al río Yangtsé (o Cháng-Jiâng o Bri-Chu, o sea el río más largo
de China).
Tipas y tipos sin cerebro ni
corazón dignos de figurar en museos antropomórficos como bichos antinaturales.
Bueno, por ahora creo que ya he casi
copado mi ración diaria de vaciado cerebral, dejándome algunas cosas en el
tintero con proyección de futuro.
Que tengan todos ustedes, incluso
los que me odian, un buen día principio de un mejor fin de semana.
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