martes, 8 de noviembre de 2011

¿ESO ES UN DEBATE?

Traté de seguir el debate que emprendieron dos candidatos a presidir el Gobierno de España, obviando a los demás candidatos, pero en momentos me caía dormido hasta que llegó el punto que me dormí en el sofá. Poco interés en ese debate.

Un Rajoy con la cara descompuesta y participando en el debate con dictados de sus asesores traspasados a los papeles, no tuvo la entereza de rebatir las preguntas de Rubalcaba con otros argumentos que las descalificaciones (“eso es mentira”, “eso es insidia”, etc.)
Es increíble que un candidato a la presidencia tenga que pasar todo el tiempo que ha durado el debate leyendo papeles. Tan corto resulta Rajoy que no es capaz de recordar el nombre del sargento muerto en Afganistán y teniendo que echar mano al papel para leerlo. ¿Ese señor va a ser el futuro presidente del Gobierno español?
Desde el comienzo del debate se vio claramente que Rajoy evitó, a trancas y barrancas, exponer lo que piensa hacer cuando gobierne, Si lo hubiera hecho habría provocado una espantada de votantes.
Esa postura me hizo dormir.
Que diga Mariano Rajoy, en una de sus respuestas a Rubalcaba, que “Yo no soy como usted y lo que no llevo en mi programa no lo hago”… lo dijo con razón, ya que su programa es tan ambiguo que parece un relato de buenas intenciones sin nada concreto. Él mismo lo desconoce.
De paso debería pensar, un poquito por favor, que asuma lo que están haciendo sus militantes en las comunidades en referencia a los recortes sociales. Eso no engaña a nadie, sólo a los tontos.
El líder del PP ha estado repetitivo hasta el cansancio, el mantra de los parados no se ha apeado de su boca. Confunde a Rubalcaba con Rodríguez Zapatero… así son los conservadores, se mantienen en sus treces sin dar soluciones.
Ha estado hablando más de pasado que de futuro y con ello se ha quedado ahí, Rajoy, sin presentar propuestas mientras Rubalcaba sí las ha presentado.
En definitiva, me quedo con los gestos de Mariano Rajoy, el levantamiento de cejas significa que estaba alerta frente a lo que tenía delante y con el tiempo dedicado a la lectura de los papeles, cosa que da la sensación de que no atiende al contrario y que no conecta con la audiencia.
Terminemos con esto. El resultado, pese a que me quedé dormido, lo puedo dar: Rajoy intentó emular a Cassius Clay (Mohammad Alí), tratando de acorralar a su rival para luego intentar tumbarle sin conseguir conectar un solo gancho.
Uno mira al futuro, Rubalcaba, y el otro profundiza en el pasado. No hay más vueltas.
Ha sido un debate del ¡¡y tú más!!
Sigo considerando estas actuaciones políticas como la discriminación y la negación de derechos al resto de partidos políticos.
Todos tienen el pleno derecho de participar en debates, sin tener en cuenta los resultados obtenidos en pasadas elecciones (cosa del pasado ¿no?) porque los ciudadanos tenemos el derecho de confrontar todas las ideas y opiniones y no solo la de esos dos partidos.
Lo que vamos a votar el 20-N es el futuro. No vamos a votar el pasado.
Mi conclusión, personal e intransferible, es que Rajoy oculta, a toda marcha, su programa por cuanto no ha dicho nada de lo que va a hacer con los españoles, ni nada de cómo va a sacar al país de la crisis.
No lo dice porque no quiere asustar al electorado con sus verdaderas respuestas: los desempleados que se mueran de hambre; la patronal que contrate y despida como de la real gana; la sanidad que la paguen los ciudadanos; la educación que la paguen los papás; las pensiones si las toca… me tocará hacer a mí el papel de corredor ante los grises, perdón, los azules.
Su programa lo tiene oculto en una caja fuerte… ni Julian Assange consigue sacarlo.
Hay mucho estómago agradecido, en la prensa, para dar como vencedor a Rajoy.

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