lunes, 7 de noviembre de 2011

¿IGUALDAD?

Me quedan seis meses para jubilarme totalmente, a no ser que el futuro Gobierno me exija estar currando hasta los 67, y entonces seré definitivamente libre para hacer lo que se me antoje.
Dentro de lo que cabe y dependiendo de las posibilidades económicas de entonces.
Aunque en seis meses puede ocurrir cualquier cosa.

Sobre el debate entre los dos rivales políticos (Rubalcaba y Rajoy) solo diré que es una tontería, enorme tontería, con un coste que sigue haciéndome dudar de la incapacidad económica del país por salir de la crisis.
No estamos en un país con la democracia por bandera. Digo esto porque en ese debate se ignora al resto de partidos políticos en una discriminación manifiesta.
No estoy, nunca lo estaré, de acuerdo con esa postura de que los partidos que hayan ganado más votos en pasadas elecciones tengan más beneficios, de toda clase, en las campañas electorales siguientes.
En una campaña electoral debe primar la IGUALDAD para todos los partidos registrados. Si no están conformes con esa tan cacareada igualdad, que no los inscriban en el registro de partidos políticos.
Esa maniobra política, inspirada por quienes se aferran al poder, implica que sea una democracia descafeinada (con esa ley de D’Hont, donde el número total de votos no interviene en el cómputo, aún más) y no muestre el verdadero resultado de los votos.
Una verdadera democracia está en dividir el número total de posibles votos por cada candidato presentado y el candidato que llegue o pase del límite de votos marcado es el elegido.
La actual maniobra política, con las preferencias en publicidad en detrimento de quienes menos o ningún voto consiguió en pasadas elecciones, hacen que el juego de las elecciones sea un juego con una trampa enorme, no escondida en la manga si no a la vista de todo el mundo.
Si todo el mundo tiene derecho a votar… ¿a ser elegido en igualdad de condiciones no?
Lo mismo pasa con las subvenciones a los partidos políticos para hacer campaña electoral. Cuentan más los votos conseguidos en pasadas elecciones que los posibles en una nueva puerta abierta a la esperanza democrática.
Así parten con clara ventaja informativa y electoral los partidos mayoritarios.
Otra cosa descojonante es la presentación de partidos políticos a las elecciones generales y que sólo representan una pequeña parte de todo el territorio nacional (partidos representativos de las comunidades autónomas como BNG, CiU, PNV, PSA, etc).
Se les debería exigir que se presenten por todo el territorio nacional para concurrir a unas elecciones generales.
Otro gallo cantaría.
Estoy totalmente en contra de la mayoría absoluta obtenida con ese tipo de maniobras políticas.
 Los problemas de un país se han de resolver mediante consensos democráticos y no sólo por la disciplina de partido.
Que un partido imponga cierta tendencia de gobierno, aconsejado en su mayoría por el capital y por gente interesada en exceso por su propio beneficio, es considerado siempre como una autocracia autoritaria regida por intereses particulares. Lo mismo sea de derechas que de izquierdas.
En nuestro país, pese a lo que diga nuestra Constitución, el pueblo NO es soberano, lo es el capital y la gran banca.
Imponen hasta el papel higiénico con el que se limpian sus honorables posaderas.
La igualdad no existe en este país, solo existe para el sector feminista, por las miles de muestras que así lo confirma. La policía es la mejor prueba del dominio capitalista. Estos, los del capital dominante, se ponen la constitución por montera.
En fin. La vida sigue, yo también aunque bastante desilusionado, cuando no amargado.

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