viernes, 25 de noviembre de 2011

INMIGRANTES… ¡A TEMBLAR!

En mi casa, ubicada en un edificio de siete plantas, nunca habían residido inmigrantes hasta hace un año.

Han invadido nuestro recinto comunitario algunos árabes, sudamericanos, chinos y subsaharianos con lo que mi edificio ya parece una sucursal de la ONU
No tengo, ni mis vecinos de siempre, nada contra ellos. Pagan su alquiler y con ello tienen derecho a residir en las viviendas. Está claro.
Ahora bien, comienza a expandirse una corriente de pavor entre los inmigrantes porque el nuevo y futuro gobierno del país pretende impedir la regularización por arraigo social.
Según asegura Rafael Hernando, portavoz del PP, modificará el sistema actual para evitar que los inmigrantes en situación irregular tengan los mismos derechos que los inmigrantes legales.
Aunque demuestren residir tres o más años y tengan contrato de trabajo en vigor.
Por su parte, un portavoz de los inmigrantes, defiende que “…son muchos los inmigrantes que están trabajando y contribuyendo a sacar al país de la crisis…”
Si el portavoz pepero asegura que seguirá adelante con ese plan, ¿eso querrá decir que los expulsará del país?
En cuanto al portavoz de los inmigrantes, le pido que medite un poco. SI dice que los inmigrantes ilegales (cerca del millón) están contribuyendo a sacar a España de la crisis… ¿cómo? Si muchos de ellos cobran en negro y además todos o casi todos envían dinero a sus familias con lo que el país que los acoge, en este caso España, se queda sin ingresar lo que correspondería por impuestos y además, llegado el momento, tendría que hacer el correspondiente intercambio de los euros, que salen, por las divisas de los países receptores de los envíos. Eso es, créanme, mucho dinero que no beneficia en nada al país.
Así que, señor portavoz de los inmigrantes, no se dé tanta importancia al trabajo de los inmigrantes como quiere dar a entender.
Por otra parte, no estoy de acuerdo con la declaración del responsable económico, Gilberto Torres Martínez, de la FEAIR (Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados) con su declaración de que “sería una violación más de los derechos fundamentales de los inmigrantes…”.
No estoy de acuerdo porque no se dan casos de violación de derechos por cuanto la mayoría de estos inmigrantes han entrado en el país de manera ilegal (con visados de turistas, con visados de estudiantes, sin visados de pateras, etc.) y por lo tanto se le debería aplicar la Ley, cosa que no se ha realizado, en casi el 99,9% de los casos, por la benevolencia y magnánima actitud de nuestros gobernantes.
Tampoco se puede aceptar esas palabras de Torres Martínez referidas a “que permiten que España sea un país progresista… en el que deben trabajar como un solo hombre…”, disculpe, pero como la realidad nos muestra a la orden del día, opino que, con la llegada de los inmigrantes, el país ha retrocedido a una época innombrable por culpa de una cultura y actitud social incompatible con el siglo XXI en que vivimos.
Una delincuencia como nunca tuvimos en el país –asaltos a viviendas con daños personales a sus ocupantes-; muertes entre bandas criminales, con daños colaterales, cuando nos sobraba los esporádicos atentados de ETA; incremento de musulmanes y subsaharianos ociosos en las plazas de las poblaciones que entorpecen el normal desarrollo de la vida social –cuando ocurre un incidente entre la autoridad y un inmigrante, suele pasar que la autoridad se vea acosada por decenas de compañeros del inmigrante-… no me vengan en que son casos aislados. Ocurre siempre y a menudo.
Si los inmigrantes van a lo suyo… ¿por qué no podemos ir los españoles a lo nuestro y con más derecho que nadie? En fin. La vida sigue, yo también pero…

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