miércoles, 9 de noviembre de 2011

PREPOTENCIA

Regreso de un desplazamiento a una ciudad francesa. Entro en una especie de cruce infernal y me quedo en la duda de qué camino proseguir.
Un enorme camión T.I.R. se encuentra aparcado en medio de una rotonda en obras, con las dudas merodeando entre mis células grises, decido girar a la izquierda del camión y continuar por la derecha.
En un momento dado me detiene un agente de los Mossos d’Esquadra que se encontraba en ese punto. Me dice, con malos modos, que he entrado en la vía por el lugar equivocado.
Me apeo del coche y giro un pequeño recorrido por donde acabo de incorporarme a la carretera principal. Resulta que el enorme camión tapa completamente las señales de tráfico y entre ellas está la flecha de dirección obligatoria.
Se lo expongo así al agente y me responde que quién soy yo para enseñarle nada.
Visto así las cosas, decido callarme para no empezar una discusión con una persona cerril que no se baja de su carro.
Me pone la multa, mientras yo me encamino al lugar ‘de los hechos’ y saco unas cuantas fotos. Con la cara encendida por el furor me pide la cámara con la intención de que borre las fotos tomadas. Le espeto que sin orden judicial no me puede requisar nada que no sea cuerpo de algún delito (ya me pasó algo parecido cuando hice fotos de la frontera del Tarajal).
Por suerte para mí, se había acercado el caporal (el cabo) jefe del grupo de policías catalanes y se interesó por el tema. Después de indicarle al ‘mosso’ que se fuera con los demás habló conmigo sobre lo ocurrido, pidiéndome disculpas porque el ‘mosso’ no estaba de servicio y que por algo que le había picado se comportaba así. Me anuló la denuncia.
Bueno, esto puede ser una anécdota más de las miles que ocurren cada día en un país que ha dejado de ser soberano.
Esa prepotencia demostrada por el policía catalán no es nueva. Así se comporta quién lleva uniforme y se enfrenta con quién le responde adecuadamente y contrariándolo.
Esta es la postura eterna del PP desde que Aznar apareció en escena y salió elegido presidente.
Esa postura de prepotencia junto con la manipulación de los medios de comunicación afines para darles vencedores, implica una total destrucción de la democracia.
El PP, lo digo y lo afirmo, es un peligro para los auténticos demócratas. Al tiempo.
Prepotencia retratada en algo tan simple como si yo hubiera hecho una foto a la de Cospedal o a cualquier mujer pepera; la hubiera retocado con el PhotoShop, dejándole las tetas al aire, publicándola en cualquier medio de comunicación…, estaría lamentándolo en la cárcel o, cuanto menos, acudiendo a responder al juez por tamaña injuria.
Lo hace uno, o una, del PP y todo son agua de rositas…
El miedo sigue presente en este país, sobre todo en quiénes tienen el poder de decir verdades y cuando creen que tal o cual personaje será ganador… no dudan en correr a su lado para ensalzarle hasta el asco con la mirada puesta en sus futuros beneficios personales.
Los que hacen eso son indignos servidores, falaces y traidores, que hacen daño al pueblo como aquellos correveidiles pueblerinos que lamían el culo de sus señoritos.
En la serie televisiva “Amor en tiempos revueltos” aparece un personaje periodista, al que llaman Narciso, que retrata perfectamente a quién no debe estar al servicio de la información.
Como ese asqueroso personaje, existen muchos en la vida real. Que conste. Quién se dé por aludido es su problema.
Repito: la democracia no existe en éste país, llamado España. Muchas veces escrita, la palabra democracia, en vano.
En fin. La vida sigue, yo también con la mirada puesta en el 20N y aún indeciso del destino de mi voto. Todos son iguales.

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