lunes, 7 de julio de 2014

GALARDONES, MENCIONES, PREMIOS…

Buenos días, gente.

Estoy de vacaciones, pero llevo conmigo el portátil, inseparable desde que se inició la era de los ordenadores, y a través del mismo sigo en contacto con mi periódico.

Ayer, por el sábado, estuve invitado a la fiesta que determinada asociación realizaba a causa de uno de esos innumerables santos que pueblan el ya inabarcable santoral católico.

La fiesta fue buena, cena magnífica, baile normal dentro de los cánones de los años 70… lo que no me gustó fue el espacio dedicado a la entrega de galardones, menciones, premios, etc.

No me gusta, en absoluto, que las asociaciones, sean cuales sean, dediquen galardones, menciones, premios, etc. a las autoridades del momento, ya sean tanto locales, provinciales, regionales y/o estatales.

Eso se llama HACER LA PELOTA.

¿Qué méritos tienen esas autoridades para que se les conceda un reconocimiento de una asociación?, yo diría que ninguno. Realmente ninguno.

Si lo hacen, la concesión de reconocimiento, por las ayudas, subvenciones, etc. que reciben… eso es una gilipollez tremenda.

Ese tipo de autoridades no tienen ninguna participación en el otorgamiento de ayudas, subvenciones, etc., sólo firman lo que les ponen por delante, sin importarles un carajo el nombre del destinatario.
Si estuvieran influenciados por esos galardones, menciones, premios, etc., estaría incursos en delitos como amiguismo, tráfico de influencias, prevaricación, etc.

Entonces, ¿a qué vienen tantas loas?

Las ayudas, subvenciones, etc., vienen guiadas a través de las leyes que rigen el tema y las asociaciones que las solicitan lo hacen cumpliendo unos requisitos que imponen las mencionadas leyes.

La concesión o no viene determinada por los equipos de funcionarios destinados a ello y solo éstos son los responsables de su concesión o denegación. Muy claro. Cobran para eso..

Así que prefiero que esos galardones, menciones, premios, etc. sean destinados a los socios y simpatizantes colaboradores que SI SE SACRIFICAN por la asociación de manera altruista.

Cuando estuve a cargo de una entidad, deportiva en este caso, jamás acepté ofrecer galardones, menciones, premios, etc. a ninguna autoridad del momento.

Los galardones, menciones, premios, etc. iban directamente a los miembros afiliados a la entidad, ni más ni menos.

¿Por qué? Porque las autoridades están obligadas a ejercer de eso, de autoridades, ya sea por salir elegidas por el pueblo o bien designadas a dedo y ello significa que se dedican a cumplir las normas que le ponen por delante mientras que los afiliados, socios y/o simpatizantes lo hacen de manera voluntaria, sin obligaciones, y sacrificando su tiempo para ello.

¿Está clara la diferencia?, desde luego que sí. Más mérito tiene un socio que se mete en la cocina y se pone a hacer comidas y tapas. Sin cobrar por ello, que un alcalde que sale en la foto siempre sonriendo a pesar de estar imputado o haber arruinado al Ayuntamiento y que nada ha hecho por la asociación, salvo eso: estampar su firma y salir en la foto, pongo como ejemplo.

La manía que tienen los presidentes y la Junta Directiva de las asociaciones, denominadas ONG’s, de seguir practicando este ritual cobista produce un mismo efecto pesimista entre los socios y simpatizantes de dichas asociaciones, que se consideran con más méritos que a quienes otorgan esos galardones, esas menciones, esos premios, etc.

No quiero negar que alguna autoridad se lo merezca, no. Algunas autoridades si se dedican, verdaderamente, a apoyar a determinada asociación… pero entra ya en el campo de la prevaricación y/o en el de tráfico de influencias. Así es el país.

No voy a comparar a esas autoridades con los del caso Nóos, ignoro de donde han sacado esta denominación y a qué hará referencia, ni con los de otras organizaciones que han sido, son y serán tapaderas para desvío de fondos públicos o blanqueo de capitales en beneficio personal. Que quede claro.

En fin, la vida sigue y yo también.
 
 
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